La propuesta, que deberá ser ratificada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y aprobada por el consejo de administración de Aena a finales de julio, entraría en vigor el 1 de marzo de 2026.
El operador aeroportuario, que no recibe financiación de los Presupuestos Generales del Estado, sostiene que esta subida es clave para mantener su sostenibilidad financiera y acometer el ambicioso plan inversor previsto para los próximos años, según Europa Press.
Del total de 68 céntimos de subida por viajero, 45 céntimos responden a ingresos no percibidos en 2024 tras el cierre contable del ejercicio, mientras que los 23 restantes obedecen al ajuste ordinario vinculado al Índice P. Este índice recoge la evolución de los costes operativos no controlables por Aena, como los relacionados con personal, limpieza, seguridad, navegación aérea, tributos y electricidad.
El incremento también incluye el impacto del factor de calidad del servicio, que mide el cumplimiento de los estándares exigidos por los usuarios y operadores, recoge la citada agencia.
En 2024, Aena ya aplicó una subida del 4,09% para compensar los sobrecostes energéticos derivados de la guerra en Ucrania, con un desfase de dos años en su traslación a las tarifas. En cambio, la CNMC forzó al operador a congelar las tasas en 2025, pese a la propuesta inicial de subida del 0,54%.
Impacto económico
Con una previsión de 320 millones de pasajeros para 2025 -y una tendencia creciente en 2026-, la subida de tarifas podría suponer unos ingresos adicionales de 218 millones de euros en la actividad regulada de Aena, que en 2024 alcanzó una facturación de 3.190 millones (sobre un total de 5.827 millones).