Tal vez no tenga relación, o tal vez sí. Quizá, simplemente sea una consecuencia de la ya larga duración que acumula una crisis económica global a la que no resulta fácil darle respuesta. Pero, sea como sea, el pasado fin de semana Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, los promotores del Pacto por el euro, perdieron dos elecciones locales. El fracaso de la canciller alemana tiene una dimensión mayor.
Los democristianos se ven fuera del poder en un estado el que han gobernado siempre y, lo que es peor, en sólo dos años parecen haber dilapidado el capital político que permitió a la canciller ganar las elecciones y elegir el socio de gobierno que le resultaba más cómodo, en este caso los liberales. Justo, además, cuando la economía teutona parece despegar. Lo de Sarkozy quizá sea más lógico. Lleva tiempo en el Elíseo y su presidencia ha coincidido con la crisis. Habrá quien quiera un recambio que pueda servir como revulsivo. Quizá incluso ambos sean reelegidos cuando llegue el momento. Pero ahora vuelan bajo.
