Manuela Carmena, muy cerca de derrotar a Esperanza Aguirre

Detrás de la cortina

Manuela Carmena, muy cerca de derrotar a Esperanza Aguirre

La candidata de Ahora Madrid supera la campaña de descalificaciones de su rival del PP. Por si alguien lo dudaba, el inicio de la campaña electoral para las elecciones municipales en Madrid, lo ha dejado definitivamente claro. La batalla es cosa de dos. Dos mujeres muy distintas entre sí, ambas veteranas, cuyo enfrentamiento ha monopolizado el interés de los medios de comunicación en estos días y hasta ha dado a esta guerra una dimensión nacional que hacía mucho tiempo que no tenían unas elecciones locales en la capital de España. Son, ya saben, Manuela Carmena, la candidata de Ahora Madrid y la expresidenta de la comunidad Esperanza Aguirre.

Las primeras encuestas fueron muy favorables a Aguirre. Acrecentando la reputación de invencible en su feudo que siempre ha tenido esta controvertida política, de modo incomprensible para los madrileños que no son de su cuerda y hasta para muchos militantes de su propio partido. En cualquier caso, el batacazo era excepcional, pero ella, con el inestimable apoyo de Ciudadanos, podía conservar la Alcaldía. Además, a la candidata del partido naranja, Begoña Villacís, le había faltado tiempo para declarar que «apoyarían al partido más votado».

Cierto que su jefe de filas, Albert Rivera, matizó luego estas declaraciones. Pero el mensaje estaba dado. Y por un tiempo, el PP volvió a soñar con la victoria y a olvidarse de que, en realidad, la mayor parte de la población de la capital de España no quiere a Aguirre en la Alcaldía. Peor aún, casi todos aquellos que no forman parte del núcleo duro de sus apoyos, desearían un resultado que sacará para siempre de la política a una persona que ha dado cobijo al mayor grupo de presuntos corruptos que ha anidado en las instituciones madrileñas durante la democracia.

Y justo por ese motivo no van a votar al PP. Porque aquellos votantes conservadores que prefieren darle su voto a Ciudadanos están lanzando un mensaje claro que la cúpula naranja debería oír. No quieren que este partido siga ocupando el poder. Desean una alternativa. Gente conservadora, si se quiere, pero con las manos limpias. ¿Se darán cuenta de eso los patrocinadores de Rivera? Tal vez no. Pero si le obligan a pagar la factura, manteniendo en el poder a figuras políticas como Esperanza Aguirre, este partido durará muy poco.

Porque, tal vez otro PP, pueda volver a ganarse la confianza de los ciudadanos, a pesar de que ahora lo tiene difícil. Pero no el PP de Aguirre e Ignacio González. No aquel contra cuyas privatizaciones y recortes han tenido que luchar todas las mareas; la blanca de la sanidad, la verde de la educación y las demás. No aquel cuyo número tres, Francisco Granados está en la cárcel. El de la Gürtel, el de la Púnica, el de Rodrigo Rato y el de Miguel Blesa.

Por eso, Ciudadanos debería pensárselo dos veces antes de hacer alcaldesa a Esperanza Aguirre si se le presenta la ocasión. No vaya a ser que el inevitable cambio que ha de producirse acabe con ellos a velocidad de vértigo. Y parece, por algunas declaraciones de los últimos días, como las de su candidato Ignacio Aguado en este mismo medio. Aguado dejó claro que Aguirre sólo podía ser una «incompetente o una corrupta».

Aunque luego se cubrió las espaldas diciendo también que «son los ciudadanos quienes deben decidir si confían o no en ella». Y, según todas las encuestas, hasta las más favorables queda claro que no. Ya que no obtendrá concejales suficientes para gobernar en solitario.

Hay algunos signos favorables más en los últimos días. Como, por ejemplo, el ascenso de Manuela Carmena en los sondeos de intención de voto y el descenso de Esperanza Aguirre. Según la última encuesta de Metroscopia para el diario ‘El País’, poco favorable, en general a los ‘podemitas’, la candidata a las Ahora Madrid, ha conseguido lo impensable y a falta de una semana para las votaciones tiene serias posibilidades de convertirse en alcaldesa. En quince días ha recortado 10,3 puntos a la representante del PP y su tendencia es claramente alcista.

De modo que, a estas alturas ni siquiera podría descartarse que sea la candidata más votada. Y eso que IU y su empecinamiento en no sumarse a la candidatura municipal de unidad popular, van a restarle a Carmena unos votos preciosos que serán finalmente básicos y decisivos en el caso de que Aguirre gane por la mínima.

Además, Carmena ha conseguido este resultado en medio de una campaña de guerra sucia espectacular, impulsada por su rival y unos cuantos medios de comunicación afines a Aguirre. De momento, sus disparos han fallado. La expresidenta de la Comunidad de Madrid mintió cuando dijo que su rival no había ganado su plaza de jueza por oposición, aunque ha evitado reconocerlo en público y le ha echado la culpa al periódico que, hace unos cuantos años, publicó esa noticia. Y después volvió a equivocarse al usar la quiebra del despacho de arquitectos del marido de su contrincante como arma arrojadiza contra ella.

Ha enfangado el terreno de juego a conciencia. Con el beneplácito del núcleo duro de sus votantes que parecen moverse como verdaderos ‘hooligans’. Pero parece haber fracasado, porque a estas alturas resulta muy difícil pensar que Esperanza Aguirre no tuvo responsabilidad política alguna en el nacimiento y la permanencia de la redes estables de corrupción que se desarrollaron en Madrid cuando ella presidía la Comunidad. Y da la sensación que esos ataques a Carmena han acabado por movilizar a buena partes de la abstención de izquierdas, dispuesta ahora a terminar con el oscuro periodo marcado por el PP en la capital de España.

No sólo eso. Como hemos dicho antes, los votantes centristas que apoyaron a los populares en las últimas citas con las urnas parecen dispuestos a buscar otras opciones como Ciudadanos o la abstención. Por lo que todo podría suceder aún, ya que, según la encuesta a la que nos hemos referido antes, la diferencia entre ambos partidos sería ahora de un solo escaño.

La misma, por cierto, que habría entre el PSOE y la formación liderada por Albert Rivera, cuyo meteórico ascenso parece haberse detenido, al menos en Madrid, mientras que Podemos empieza a dejar atrás el bache en el que había tropezado y parece beneficiarse del talante de su candidata, por un lado, y de la salida de Juan Carlos Monedero de la dirección del partido por otro.

Así que quizá estemos asistiendo a los últimos días de la vida política de Esperanza Aguirre. Quizá, por fin, Madrid, pueda volver a tener un alcalde competente y honesto que pueda devolver a esta ciudad la gloria y la dimensión que alcanzó cuando el gran Enrique Tierno Galván ocupaba el puesto.

Quizá las urnas sirvan esta vez sí, para hacer limpieza y terminen para siempre con todos estos personajes oscuros, cuyos manejos, redes clientelares y conjunción de intereses están a punto de terminar con una ciudad que no se merecía esto. La suerte está echada y los votantes decidirán. Y si deciden que el PP de la vergüenza no tenga mayoría absoluta, nadie debería cambiar en los despachos el mandato que salga de las urnas.

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