El ministro de Justicia puso como condición para conceder la entrevista hablar sólo de las medidas de regeneración democrática que prepara el Gobierno. Alberto Ruiz-Gallardón no quiere saber nada sobre la reforma del aborto. Este tema, una promesa electoral del PP, se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para el ministro de Justicia, que en los casi tres años de legislatura que llevamos ha sido incapaz de sacar adelante la nueva normativa. El Gobierno todavía no ha puesto una fecha para dar luz verde a la reforma, y quizá por ello Gallardón quiere evitar hablar del tema. Sólo así se explica que ‘censurase’ las preguntas sobre el aborto en la entrevista que ha concedido a El País.
El exalcalde de Madrid puso una condición sobre la mesa para celebrar el encuentro con el diario del Grupo Prisa: no hablar del aborto. Así de claro lo deja el periodista José Manuel Romero, jefe de la sección de Nacional de El País, al principio de la información, donde afirma que “el ministro concedió esta entrevista para hablar exclusivamente sobre regeneración democrática”, y no del resto de cuestiones que afectan a la cartera de Justicia.
De esta forma Gallardón dejó claros cuáles eran los ‘límites’ que no se podían traspasar, sorteando así uno de los temas más polémicos que afectan a su cartera, ya que la reforma del aborto le ha abierto dos frentes: por un lado, el de los colectivos de feministas y partidos de la oposición que le critican por las medidas que pretende implantar, y por otro el de los ultraconservadores, que cargan contra él por no haber sacado adelante todavía la normativa y por ser demasiado condescendiente en algunos puntos.
Sea como sea, Gallardón no quiere ni oír hablar de un tema que le ha llevado a ser uno de los miembros del Gobierno peor valorados por la ciudadanía. A pesar de que el dirigente popular comenzó su andadura en el Ministerio de Justicia como uno de los políticos mejor valorados, actualmente ocupa el segundo peor puesto (sacó una nota de 1,87 en el último barómetro del CIS, sólo por detrás del titular de Educación, José Ignacio Wert, que sigue siendo el ministro peor valorado con una nota de 1,37).
