Las promesas que sí cumplirá Podemos

Detrás de la cortina

Las promesas que sí cumplirá Podemos

El mejor programa político posible sería proporcionar a los ciudadanos los derechos que les garantiza la constitución. Parece un juego suicida y, sin embargo, las principales figuras de PP y PSOE, los dos grandes partidos españoles que nutren de personal a esa élite autista bautizada como ‘la casta’ por Pablo Iglesias, el líder de Podemos, se han aficionado a él de tal manera que son incapaces de dejar de practicarlo, aún a riesgo de poner en peligro la supervivencia de la propia democracia.

Básicamente se trata de descalificar a los movimientos sociales emergentes, y las opciones electorales que empiezan a surgir en su seno, sobre la base de que no cumplirán sus promesas, porque no son realistas ni tienen capacidad de llevarlas a cabo. En su desesperada lucha por sobrevivir los al inevitable desastre hacia el que caminan los políticos de ‘la casta’ están dispuestos a todo.

A decir, por ejemplo, que lo que estos nuevos grupos quieren conseguir es sencillamente imposible. Además, los dirigentes de estas formaciones emergentes lo saben y, aún así mantienen sus ofertas hacia el electorado en un ejercicio de populismo cínico que roza casi la indecencia.

Pero, entonces…¿es cierto eso que dicen estos políticos serios del viejo régimen? ¿Tenemos un sistema político que no puede proporcionar a los ciudadanos los derechos que les garantiza la constitución? ¿Es imposible que la actual democracia asegure a la población un trabajo digno, una vivienda, una educación y una sanidad pública gratuitas y la plena igualdad de todos ante la ley?

Si tenemos que creer lo que dicen los últimos discursos de esas fuerzas políticas que se autocalifican de ‘serias’ y con capacidad real de gobernar, nada de eso estará jamás al alcance de todos los españoles. Ni ahora ni nunca. Simplemente es imposible conseguirlo y, por eso, nadie con un mínimo de decoro debería siquiera insinuar que pueden efectuarse políticas capaces de hacer realidad ese mundo utópico que describe la Constitución Española.

Y en ese caso, ¿no sería mejor cambiar el actual sistema político? Y ¿buscar otro que sí permitiera a la mayoría de las personas vivir con la dignidad que merecen? ¿Cuál es el motivo por el que la democracia es la mejor opción si no puede asegurar el bienestar de la población?

Afortunadamente, en España, la mayor parte de los ciudadanos aún no se han hecho estás dos últimas preguntas, cuya respuesta, de todos conocida, nos llevaría a regresar a territorios conocidos en los que proliferan los ‘salvapatrias’ y hacen su agosto los defensores de políticas autoritarias y dictatoriales. Aquí, en contra de lo que ha pasado en gran parte de Europa, la población aún creen en la democracia.

Y mantener esa fe en el actual sistema y sus instituciones sólo ha sido posible gracias a la aparición en estos tiempos de desesperanza de unos movimientos sociales capaces de canalizar las inquietudes de los ciudadanos en nuevos programas políticos. De la creación de nuevos partidos como Podemos cuyo discurso ha conseguido que muchos desencantados vuelvan a confiar en que es posible confiar en el poder de las urnas para cambiar las situaciones y transformar la sociedad.

Justo lo contrario de lo que venía sucedido en los últimos años, cuando la incapacidad, la impotencia, y la aplicación de recetas económicas ‘neoliberales’ emanadas del pensamiento único que han llevado a cabo los últimos gobiernos tanto del PP como del PSOE han arruinado al país, destruido a la clase media y dejado sin futuro a una generación entera.

Mientras tanto, lo que sí han garantizado los miembros de la ‘casta’ ha sido la impunidad con la que muchos de sus representantes más destacados y la élite empresarial y financiera a la que servían actuaran en todo momento para asegurar la maximización de su beneficio, aún a costa de empobrecer e hipotecar el futuro del resto de la población.

Pero, afortunadamente, las alternativas políticas existen en democracia. Y, por fin, los ciudadanos parecen haberse dado cuenta de ello. De que tienen derecho a exigir a los partidos que se pongan a trabajar inmediatamente y encuentren la manera de asegurar el bienestar de la población. Y si no son capaces, como parece suceder ahora, la solución es bastante sencilla. Que pasen los siguientes.

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