Las presiones de Bruselas para la privatización sanitaria en toda Europa

Sanidad

Las presiones de Bruselas para la privatización sanitaria en toda Europa

Las políticas comunitarias han contribuido en el traspaso a manos de empresas privadas de una parte cada vez mayor del pastel sanitario, tradicionalmente público.

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Un conjunto combinado de presiones a nivel europeo parece haber ayudado, en los últimos años, a crear un entorno favorable a la privatización de los servicios de salud públicos de los estados miembro.

La plataforma pro- fiscalización de los grupos de presión CEO (Corporate Europe Observatory), analiza las influencias de grandes grupos empresariales, corporaciones y lobbies en el fomento de modelos sanitarios cada vez más privatizados.

Para ello, ha sido necesaria la expansión de una ideología subyacente compartida, basada en que “el sector privado lo hace mejor”. Esta base, compartida por gran parte de la Comisión Europea y los grupos de presión empresariales con los que se relaciona estrechamente, ha influido en la proliferación de asociaciones público-privadas en el sector sanitario como vía para reducir el gasto público en salud, según CEO.

La Comisión Europea ha hecho esfuerzos por difundir ese modelo mixto: en su Plan de Inversiones para Europa de 2014 contemplaba inversiones públicas como garantía para captar capital privado en el sector sanitario con su principal instrumento, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas. Entre sus directrices, defendía la “aceptación creciente” del modelo sugiriendo que no sólo son más baratas sino mejores: recaudar fondos privados en tiempos de recortes y usar “eficiencias operativas del sector privado” para reducir costes e incrementar la calidad.

Aunque la experiencia contradice los supuestos de la CE, el apoyo a las colaboraciones público privadas «no ha dejado de aumentar a través de políticas, legislación europea y asistencia financiera de la UE”, explica Jan Willem Goudriaan, de la Federación Europea de Sindicatos de Servicios Públicos, a la plataforma CEO.

Aunque las políticas sanitarias dependen de la potestad nacional, las decisiones del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y las políticas de la Comisión Europea de los últimos años significan que «los servicios prestados por los sistemas nacionales de salud son, por lo general, considerados como una actividad económica».

Según explica a CEO el académico Christoph Hermann, «la naturaleza pública de la provisión de servicios de salud en Europa ha sido cuestionada a través de una serie de reformas que equivalen a lo que se puede definir como la mercantilización de la atención sanitaria». Según esta premisa, no se trata solo de permitir mercados internos en el sector de la salud, sino de introducir conceptos como la subcontratación, la colaboración público- privada, la competencia entre distintos proveedores y la venta de hospitales que ya eran públicos a inversores privados.

Según Hermann, con el objetivo oficial de reducir costos y mejorar la eficiencia, estas reformas han ayudado a crear mercados de salud que «promueven la desigualdad entre los pacientes y los trabajadores de la salud y erosionan la naturaleza pública de la provisión de servicios de salud».

No obstante, este análisis muestra que para que la sanidad privada sea rentable para alguien más que para la minoría más rica de la sociedad, aún requiere de fondos públicos. «A pesar de ese dato, el entusiasmo de la CE por el libre mercado en la asistencia sanitaria no ha disminuido: cuando el Comisario de Salud Vytenis Andriukaitis comenzó a trabajar en noviembre de 2014, preveía «un mercado único para los servicios de salud» que emulara la “lógica de un mercado único de la energía», recuerda la plataforma.

Consultoras partidistas

Según Jane Lethbridge, directora de la Unidad de Investigación Internacional de Servicios Públicos (PSIRU), las grandes de la consultoría han «desempeñado un papel clave en la promoción de la reforma del sector salud, apoyando a los gobiernos para introducir mercados internos dentro de sus sistemas de salud públicos».

Por ejemplo, la Comisión Europea subcontrató un «estudio evaluativo» sobre su directiva de asistencia sanitaria transfronteriza al gigante de los servicios profesionales KPMG. La consultora es un «socio corporativo coprometido» del thint tank conservador británico Reform, que según The Independent se sitúa a la vanguardia de aquellas voces que claman para un mayor papel de las empresas privadas en la prestación de servicios de salud.

Otro caso es el de Price Waterhouse Coopers (PwC), consultoría con una activa puerta giratoria para responsables de políticas sanitarias en Reino Unido que sacan rédito de la “reestructuración” del Servicio Nacional de Salud británico (NHS). Ambas consultoras, destaca CEO, se han especializado en adaptar el lenguaje de las privatizaciones a una retórica más amable que descansa sobre ideas como “la elección de los pacientes” y “un futuro más seguro y sostenible de la asistencia sanitaria”.

Otro gigante influyente a nivel europeo es el think tank Health Consumer Powerhouse, con sede en Bruselas, dirigido por antiguos empleados de Burson-Marsteller y KPMG. La marca que se presenta como como monitor neutro de los sistemas sanitarios mantiene, de facto, una postura partidista: el de construir «un mercado de servicios sanitarios que funcione correctamente», y convertir la atención sanitaria en «una industria europea de servicios competitiva».

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