ERC: “Las energías verdes deben ser la gran oportunidad del continente”

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ERC: “Las energías verdes deben ser la gran oportunidad del continente”

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El nuevo modelo de elección del presidente de la Comisión Europea es tan solo un pequeño paso. Por primera vez en unas elecciones el votante elige Parlamento y presidente de la Comisión. ¿Qué opinan de este nuevo modelo? ¿Proponen algún cambio en el proceso de composición interna de los organismos comunitarios?

El nuevo modelo de elección del presidente de la Comisión Europea es tan solo un pequeño paso. El Parlamento Europeo debería ser una cámara legislativa normal que vota a su gobierno. En lugar de eso dispondremos de un procedimiento opaco donde el Consejo (los Estados) tendrá el poder de proponer un candidato que luego la Eurocámara solo se ocupará de ratificar. ¿Será uno de los candidatos de los grandes partidos europeos? No tiene por qué y no hay garantía de ello. Ni siquiera todos los candidatos a la presidencia de la Comisión Europea se presentan a las elecciones al Parlamento Europeo. Necesitamos un Parlamento Europeo con plenos poderes, iniciativa legislativa y una voz fuerte frente a la voz de los Estados, que paulatinamente deben ir perdiendo poder.

Según Eurostat, en la Unión Europea hay 25,7 millones de personas sin trabajo. De ellos, más de cinco millones son españoles. A su vez, el desempleo juvenil se encuentra por encima del 20%. ¿Cuáles son sus propuestas para reducir esta pandemia?

Nosotros pensamos que son necesarias políticas activas de creación de empleo a nivel europeo. Para ello, necesitamos recursos propios de la UE europea con una política fiscal común. Según cálculos de la Confederación Europea de Sindicatos, invirtiendo la mitad de recursos que se han destinado al sector bancario durante la crisis a políticas activas de creación de empleo se generarían en la UE 11 millones de puestos de trabajo en 10 años. Pensamos que tenemos que seguir la línea del estímulo, de la inversión y de la apuesta por la especialización y los sectores productivos de la Unión Europea.

La supervivencia del euro parece hoy fuera de toda duda. ¿Su partido está de acuerdo con la arquitectura actual de la unión monetaria? En su caso, ¿cuáles son sus propuestas?

La unión monetaria fue diseñada con un error de partida: no generar una política económica, fiscal y una unión bancaria que la respaldara. Además, el BCE renunció desde su creación a la utilización de la política monetaria para defender las economías de los países de la Eurozona. Esta situación puso al euro al borde del abismo, al hacerse evidente la crisis de deuda que ha azotado el sur de Europa los últimos años. Solo con los mecanismos de política fiscal, económica y monetaria en manos de las instituciones europeas podemos dar respuesta a la crisis en favor de la ciudadanía.

La Troika ha sido un mecanismo de control estrictamente financiero y presupuestario cuya actuación ha resultado controvertida. ¿Mantienen ustedes el vigor de este modelo de supervisión? En su caso, ¿cuál sería su opción? ¿Consideran que tendría que haber un elemento de reequilibrio social a los recortes de los déficits presupuestarios?

La Troika es un organismo no democrático, constituido por el BCE, la Comisión Europea y, sobre todo, el FMI. Establecer un condicionante al ejercicio de un préstamo no deja de ser razonable, pero los hombres de negro han postulado una pérdida de derechos de los ciudadanos muy grave a nivel laboral, social y económico. Sería interesante encontrarnos un nivel de seguimiento y de condicionantes similar a la hora de implementar las políticas sociales europeas o a la hora de gestionar los fondos europeos. Eso no ocurre porque no interesa; debemos establecer supervisión para todos. Para ello necesitamos una supervisión bancaria estricta, la crisis de la deuda pública es un ejemplo de como la deuda privada se ha convertido en deuda pública por obra y gracia del sistema económico.

Europa carece de una política energética común. ¿Cuál es su modelo?

Debemos apostar, en primer lugar, por tener una política energética en la UE. En segundo lugar, las energías verdes deben ser la gran oportunidad del continente: necesitamos dejar de devaluar en los salarios de los trabajadores para devaluar en los costes energéticos de la Unión. Los altos costes energéticos que asumimos hoy en día, fruto de la ineficiencia del sistema, podrán ser paliados gracias a un sistema único energético europeo y a una promoción definitiva de las energías limpias. Un sistema sostenible y eficiente es el que necesitamos a nivel de la Unión Europea.

Europa ha iniciado la negociación de un tratado de libre comercio con EEUU. ¿Cuáles son los términos en los que debería apoyarse esta relación bilateral?

Desde Esquerra Republicana somos muy escépticos en relación a este acuerdo comercial. En primer lugar, porque la UE dispone de unos estándares de calidad en sus productos más exhaustivos que los de los Estados Unidos, cuestión que puede ser especialmente sensible para sectores como el farmacéutico y sanitario. En segundo lugar, porque el Parlamento Europeo debe tener un rol importante en la negociación de acuerdos comerciales con terceros, especialmente si son tan importantes como el tratado USA-UE. Necesitamos, además, una mayor transparencia para disponer de toda la información necesaria para evaluar la conveniencia de un acuerdo comercial de estas características.

El fenómeno de la inmigración se constituye en uno de los grandes problemas de Europa. ¿Cuáles son sus propuestas para hacer frente a esta situación?

Necesitamos una política de inmigración común. Nuestra candidatura propone la creación de una Agencia Europea de Inmigración. Actualmente el único mecanismo de actuación de la UE es el FRONTEX, especializado en seguridad. Nosotros pensamos que la cuestión de la inmigración no se soluciona con una política de seguridad exterior más potente: necesitamos una cooperación al desarrollo más efectiva (especialmente en la región mediterránea) y una política comunitaria que genere un trato universal al inmigrante (interno y externo) que respete sus derechos.

Dentro de la Unión Europea existen reivindicaciones de carácter nacionalista. ¿Cómo creen que debe afrontar Bruselas este hecho? ¿La estructura de la UE debe estar abierta a nuevas incorporaciones? En caso afirmativo, ¿cuál debería ser el criterio para aceptarlas?

Reivindicaciones como la del pueblo catalán deben ser escuchadas y respetadas por la Unión Europea. Cada pueblo tiene derecho a decidir su futuro, siempre que se haga de manera democrática y la UE debe dar amparo a este tipo de procesos. Nosotros creemos en una Europa federal, pero queremos ser tan importantes como Dinamarca o Portugal, ni más ni menos. A partir de aquí, pensamos que una ampliación interna de la UE es posible, sobre todo teniendo en cuenta que por ejemplo, en Catalunya hay 7 millones de ciudadanos europeos. La UE tendrá que buscar una solución.

Gran Bretaña mantiene su moneda, no acepta una parte importante de la legislación comunitaria, cuenta con el mercado financiero-bancario más grande de Europa y el euroescepticismo de su población se encuentra al alza. ¿Qué tipo de relación habría que establecer con este país?

El Reino Unido es libre de decidir qué relación mantiene con la UE, pero debemos armonizar las competencias que asumen los Estados miembros. Un modelo de construcción europea abierto y descompensado puede fracasar de la misma forma que ha fracasado el modelo de las autonomías español. Por ello debemos caminar en la línea de más Europa, también para aclarar la situación y para dar la oportunidad al Reino Unido de decidir entre una Europa de los ciudadanos y la City de Londres.

Los últimos estudios sobre el sentir ciudadano en España han demostrado que la corrupción ocupa un lugar privilegiado en la lista de problemas que preocupan a la sociedad. ¿Cuáles son sus propuestas para luchar contra ella?

Transparencia y más democracia. Nosotros defendemos un modelo de Parlamento Abierto y de Gobierno Abierto y compartido para la UE. Eso pasa por crear un Registro Europeo Obligatorio de Lobbies, donde informen de sus actividades ante los organismos europeos, así como un mayor control de la actividad real de los parlamentarios. Las actividades de los miembros del Parlamento Europeo deberían ser públicas, especialmente a la hora de reunirse con grupos de presión con intereses particulares, especialmente económicos.

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