La formación ha dado marcha atrás en su idea de presentar una enmienda a la reforma educativa de Wert para que la asignatura sea de oferta obligatoria en Bachillerato. El PP ha dado la espalda a las peticiones y reclamos lanzados por los obispos en los últimos días para que la Ley de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) impulsada por José Ignacio Wert diese más peso a Religión. Aunque los ‘populares’ habían pensado en presentar una enmienda en el Senado para que la asignatura fuese de oferta obligatoria en Bachillerato, finalmente no lo han hecho, por lo que esta materia seguirá teniendo un carácter optativo.
Esta misma semana el PP se mostró dispuesto a atender las peticiones de la Conferencia Episcopal, aunque parece que no eran más que buenas palabras, ya que el Grupo Parlamentario presentó ayer en la Cámara alta 25 enmiendas parciales a la ‘Ley Wert’, y ninguna de ellas iba dirigida a dar más relevancia a Religión. En cambio, la formación sí que ha pedido que se retrasen un año las evaluaciones finales de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, hasta 2017.
Una modificación con la que los ‘populares’ dan respuesta al ofrecimiento lanzado por Wert esta misma semana en el Senado, donde habló de escalonar la puesta en marcha de la reforma, no su entrada en vigor, para atender a las demandas de diversas autonomías, entre ellas algunas del PP, y de los grupos parlamentarios.
Según explicó ayer el PP, la aplicación de la reforma se realizará de forma más gradual con el fin de “facilitar” la adaptación de centros, equipos directivos y docentes a la nueva normativa. Además, se ha decidido así para que el cambio sea “compatible” con la situación presupuestaria de las comunidades autónomas y para que se puedan “diferir” en un año los costes más elevados, como los de la ESO.
Por tanto, el calendario de implantación la LOMCE se mantiene, tal y como estaba previsto, para 2014-15 para primero, tercero y quinto de Primaria, y para segundo, cuarto y sexto en 2015-16. Mientras tanto, se modifica en lo relativo a la ESO, ya que se ha ampliado un año, hasta los cursos 2015-16 y 2016-2017 su implantación para primero y tercero, y para segundo y cuarto, respectivamente.
La evaluación final de ESO, correspondiente a la convocatoria que se realizará en el año 2017 y, como estaba previsto, no tendrá efectos académicos. Asimismo, el PP ha pedido que se retrasen un año los cambios previstos en la ley para Bachillerato, que se llevarán a cabo en 2015-2016 para el primer curso, y en 2016-2017 para el segundo.
Y en caso de que lo apruebe el Senado, la evaluación final de Bachillerato se implantará en 2017, y no en el curso 2015-16 como estaba fijado. Asimismo, la Selectividad se mantiene para los alumnos que quieran acceder a la Universidad hasta el curso 2017-18.
