Las excusas más ‘chanantes’ de los acusados de las Black y Gürtel

Justicia

Las excusas más ‘chanantes’ de los acusados de las Black y Gürtel

Audiencia Nacional

Las maratonianas jornadas en la Audiencia Nacional han deparado declaraciones apoteósicas. En estas primeras semanas de juicios estrella de la corrupción, ‘Tarjetas Black’ y ‘Gürtel’, algunos de los acusados que han pasado por el banquillo han regalado a la afición respuestas de difícil olvido.
 
En líneas generales, y entendiendo que forma parte de una estrategia de defensa, la mayoría de los acusados han optado por mantener un modo amnésico ante su pasado. El “no me acuerdo” o el “no sé” han sido elementos de fácil recurso. A la mínima que la pregunta no tiene respuesta clara, la amnesia ante el pasado es la mejor herramienta. Jesús Pedroche, exconsejero del PP de Caja Madrid, acusado en el caso de las ‘black’ afirmó, por ejemplo, no recordar “ser miembro de la Comisión de Retribuciones de Caja Madrid, aunque puede que lo fuera”.
 
Olvidos recurrentes, como el de Gonzalo Martín Pascual, exconsejero de Caja Madrid por UGT, que se animó con estos episodios extraños de amnesia, al contestar “puede ser” a la pregunta de si usó la tarjeta ‘black’ una vez había de ser Consejero de Caja Madrid. Un denominador común que encuentra en una noche de verano de 2011 el éxtasis poético: Jorge Gómez Moruno, exconsejero de Caja Madrid por el PSOE, cargó esa noche, presuntamente, 370 euros a su tarjeta ‘black’ en la discoteca Amnesia de Ibiza. Una premonición.
 
La estrategia del ‘no recuerdo’ también puede derivar al clásico y entendible ‘yo no fui’. Cándido Cerón, exconsejero del PP de Caja Madrid, asegura que le clonaron la tarjeta ‘black’. No intuye quien, pero, eso sí, agradece que “el me la clonó no hizo gastos raros”. A Cerón le acusan de haberse gastado más de 78.000 euros a través de las tarjetas opacas. 
 
La de Cerón es una estrategia primigenia. El sentido y la razón llegan al niño/a cuando éste es capaz de delegar la culpa a un tercero inexistente o no presente. En la mayoría de casos se acusa al hermano o amigo. En el juicio de las ‘black’ esa acusación llega incluso a los muertos. Los exconsejeros de la entidad, Antonio Romero y Ricardo Romero de Tejada, aseguraron en su declaración que Ángel Montero, exsecretario general de Caja Madrid y fallecido en el año 2000, les había dicho que las tarjetas eran “un sistema de compensación a los consejeros aprobado desde 1988” y que lo único de lo que tenían que estar atentos era de no pasar el límite.
 
Otros acusados han preferido ir de la mano y no atacarse entre sí. Está feo eso. Es el caso de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, y el empresario Arturo Fernández. Díaz Ferrán realizaba gastos con “cantidades redondas” en los establecimientos del empresario madrileño. Según Fernández esto era porque Díaz Ferrán “Era un magnífico cliente, afortunadamente para mí, y consumía en mis restaurantes”. Que Díaz Ferrán llegase tarde a su declaración por encontrarse “desayunando”, palabras textuales de su abogado, Carlos Pardo, quizá sea una estrategia de defensa.
 
El exconsejero de Caja Madrid, Miguel Ángel Abejón, también regaló una frase sorprendente para algunos de los presentes: “la tarjeta era para compensar mi dedicación y esfuerzo y sí que me sentí compensado”. Abejón gastó 109.000 euros según la Fiscalía. Así parece más fácil sentirse (re)compensado.
 
Quien estuvo realmente inspirado durante su declaración fue Virgilio Zapatero, expresidente de Caja Madrid. Primero aseguró que “la tarjeta de Caja Madrid me incomodaba porque no había que justificar los gastos”. Sin embargo, el incómodo se tradujo en un gasto de 35.000 euros con ella. “Fui muy austero”, afirmó. Además, aseguró que las tablas de excel que detallan los gastos de los consejeros contienen errores, como atribuirle tres cenas a la misma hora el mismo día en tres lugares distintos, algo “que no cuadra porque como pueden ver no estoy tan gordo”. La báscula como nuevo polígrafo.
 
‘Hits’ de Francisco Correa
 
El empresario madrileño es sin duda la estrella hasta el momento del caso ‘Gürtel’. Es posible que lo sea hasta el final, aunque no hay que descuidar que ahí en el medio anda un tal Luis Bárcenas.
 
Correa ha regalado frases acordes a su categoría. Inicialmente conviene destacar que el empresario es reconocido por su alta capacidad de memoria. Tanto confía Correa en su habilidad mental que asegura no escribir “no para no dejar pruebas, sino que no escribo. La agenda la tengo en la cabeza y los teléfonos me los sé de memoria”. Por gusto debe ser.
 
Sin embargo, ante preguntas como “sus negocios con el Ayuntamiento de Estepona ¿los hizo para ganar dinero?” no se acuerda y responde: “Sinceramente, no sé. Lo hice por ayudar”.
 
Francisco Correa es muy de ayudar y de ser generoso. Al menos eso se desprende de su intervención. “Me invitaron a una comunión o un bautizo del hijo de un cliente y pagué yo el evento. Me pareció una deferencia”. Esta frase es el alma de este juicio. Correa desconoce si fue un bautizo o una comunión, pero él, sin querer saberlo, pagó el evento. Por educación. Al fin y al cabo, quién en este país no ha acabado pagando una boda entera cuando ha sido invitado y no recuerda por quien.
 
“Es de bien nacidos ser agradecidos” dijo el siguiente día refiriéndose a otra cuestión.
 
Antes  de abandonar la sala, nos dejó otra pincelada: “El único mitin al que he ido en mi vida ha sido con mi padre, después de 40 años de franquismo, con la Pasionaria”. Quizá aquel día germinó su solidaridad y generosidad.
 
El caso insuperable de Granados
 
Francisco Correa se acerca al puesto de honor que ocupan los suegros de Francisco Granados. Los suegros del exconsejero de Esperanza Aguirre negaron en su declaración que el millón de euros hallado por la Guardia Civil en el altillo de un armario de su domicilio era suyo. El juez Eloy Velasco les preguntó: “¿cómo es posible que un maletín con un millón de euros que no tiene patas, llegase hasta el altillo de su armario?”
 
Respuesta del suegro: “No lo sé, señoría, en mi casa ha entrado mucha gente del Ikea y fontaneros”

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