Paradoja en Reikiavik: la filtración de Panamá podría dar el Gobierno islandés al Partido Pirata

Papeles de Panamá

Paradoja en Reikiavik: la filtración de Panamá podría dar el Gobierno islandés al Partido Pirata

Sigmundur David Gunnlaugsson, primer ministro de Islandia

Algunas de las máximas de la formación son la transparencia, el ‘open data’ y el acceso libre a los conocimientos en la red. Según las encuestas, el partido mejor posicionado para las elecciones de 2017 en Islandia era en febrero el Partido Pirata. Pero la aparición en los papeles de Panamá del nombre del primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, podría adelantar acontecimientos. El líder del Partido Progresista gobierna en coalición con el Partido de la Independencia, acumula 40 de los 63 asientos del legislativo y ha negado contemplar su dimisión.

Pero la oposición ha pedido una moción de confianza y las movilizaciones que congregaron ayer a unas 10.000 personas para manifestar su repulsa a las informaciones sobre el uso de paraísos fiscales surgieron alrededor del lema “Elections Now” (Elecciones Ya). Según miembros del Partido Pirata los manifestantes fueron unos 22.000.

“Si ocurre, estamos preparados”, afirmaba hoy a The Independent Birgitta Jónsdóttir, la portavoz de la formación que a día de hoy tiene tres escaños en el Parlamento islandés. “Nos han preguntado una y otra vez conforme hemos avanzado en las encuestas. Estamos preparados”, ha insistido. La diputada cree que las informaciones sobre la elusión fiscal del primer ministro y su esposa han creado entre la población una sensación parecida a la que se vivió con el colapso financiero en 2008 en el pequeño estado.

“Es la misma falta de verdad, el colapso de la ética. Me sentí mal, en ‘shock’. Después enfadada”, critica en la entrevista.

El Partido Pirata nació a manos de un grupo de activistas, poetas (Jónsdóttir es poetisa) y hackers en 2012, como una extensión del mismo movimiento a nivel internacional y un año después consiguió sus actuales tres escaños. Entre sus máximas, la red de partidos defendía la democracia directa y la participación ciudadana con especial hincapié en la apertura de datos, reformas sobre las leyes de propiedad intelectual y patentes y la protección y fomento de Internet como maniobra esencial de la vida democrática.

En efecto, hasta el perfil de Twitter del partido islandés reflexionaba hoy sobre la “belleza poética” de la posibilidad de que una filtración sea la que acabe aupando a la formación ‘pirata’ hasta el Ejecutivo holandés. Según una encuesta de enero, la formación liderada por Jónsdóttir lograría un 37,8% de los votos de celebrarse ahora las elecciones. Superaría así a su principal rival en la oposición, el conservador Partido de la Independencia, e incluso obtendría más apoyos que la coalición de éstos y el partido del actual primer ministro.

“La gente en Islandia está enferma de corrupción y nepotismo”, escribía en el mismo medio la portavoz del partido. “El Partido Pirata islandés puede no ser capaz de solventar todos los problemas del país, pero seguro que ofrecerá nuevas herramientas y un nuevo paquete de normas basadas en nuestra forma de actuar como una comunidad colectiva”, añadía.

En efecto, los “problemas” de Islandia no se parecen a los que en España se han entendido como motores en la aparición de Podemos. El país tiene una tasa de paro menor al 2%, una avanzada esperanza de vida y muy bajos niveles de desigualdad social. No obstante, su población se ha mostrado muy poco tolerante con la corrupción o actos políticos en contra del bien común. La actuación de los ciudadanos islandeses tras el crac bancario, que llegaron a crear una Constitución de forma colectiva, coparon portadas como ejemplo de respuesta social ante una mala gestión de la clase política.

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