Aluvión de críticas a Jordi Évole por sacar a la luz la ‘cara b’ del sector textil

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Aluvión de críticas a Jordi Évole por sacar a la luz la ‘cara b’ del sector textil

Jordi Évole

Voces liberales defienden los efectos positivos del negocio de las multinacionales y critican que Évole no recuerde lo que cobra un funcionario cubano o los salarios de Venezuela. El último programa Salvados, dedicado a la agresiva deslocalización de la producción de multinacionales textiles en el sudeste asiático, no ha sido el primero en mostrar la cara más dura del fenómeno. Como el propio autor reconoce en una columna de opinión, el mayor valor del capítulo “Fashion Victims” podría estar en haber sido “en una televisión comercial en horario de máxima audiencia. Con pausas para la publicidad donde normalmente se anuncian marcas que no salían muy bien paradas en el programa”.

Sea como sea, ha generado revuelo. En la mañana de hoy, el nombre de Jordi Évole figura con insistencia entre los más nombrados en redes sociales, principalmente en boca de los que no comparten el enfoque de Salvados. Periodistas, economistas y profesores universitarios de tradiciones liberales tratan de hacer sangre con la coherencia del afamado autor del programa de los domingos, que ayer versaba sobre sueldos y condiciones laborales en las fábricas textiles en Camboya: le recuerdan lo que “Maduro paga» en Venezuela o si conoce a cuánto asciende el salario de un funcionario cubano.

Más personalmente, llegan a destacar la marca de la ropa del propio Évole, para visibilizar la crítica sobre la incoherencia del pensamiento anticapitalista y de izquierda al que, en teoría, representa el periodista catalán:

Más allá de Twitter, la opinión en la prensa de este lunes también ha tenido tiempo de cuestionar a Évole. Por ejemplo, esta columna de El Confidencial califica de “discriminatoria” la información de Salvados y acusa a su autor de no haberse documentado bien: “Campañas como #EnseñaTuEtiqueta, además de discriminatorias y potencialmente xenófobas, condenan a millones de trabajadores de todo el mundo a permanecer en la Edad Media”, se lee en la columna.

“Unas de las características que hacen de Inditex un grupo que crea valor para su entorno es lo que se denomina producción de proximidad”, destaca en defensa de las multinacionales del textil, y recuerda que “el 60% de la producción total del grupo se genera en España, Portugal, Marruecos y otros países europeos”. También defiende que lo mejor que una empresa puede hacer por la sociedad no es pagar más impuestos a su país, recuerda el peso de Inditex para España y recalca que crea empleo “mayoritariamente femenino”. O aseveraciones de este tipo:

Las críticas a la coherencia del periodista, no obstante, han llegado un poco tarde, teniendo en cuenta que la misma noche de la emisión del programa #EnseñaTuEtiqueta se publicaba una columna de Évole reflexionando sobre la dificultad de escapar a las incoherencias en el mundo del capitalismo global que trataba de reflejar: “Y entonces, ¿qué hacemos? ¿Les pido a mis jefes que me descuenten de la nómina de este mes los euros que provengan de la publicidad de El Corte Inglés, H&M, Mango, Adidas, etcétera?”, asumía el periodista con pesadumbre. “Lo de lograr la coherencia está muy complicado. Para mí, por lo menos”.

“¿Dejamos la tele comercial porque es incoherente estar dentro del sistema, beneficiarte de él y criticarlo a la vez? ¿Nos montamos un fanzine con una tirada de 300 ejemplares y lo buzoneamos por el barrio?”, prosigue, lamentando haber recibido felicitaciones por el simple hecho de haberse atrevido a emitir un programa que pone en entredicho el nombre de grandes marcas y anunciantes de su cadena. Évole acaba por considerar que “al final todos somos fashion victims”.

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