Felipe VI se ha comprometido a luchar contra la corrupción «sin contemplaciones familiares». La precariedad económica, el Estado de Bienestar y la reforma de la Constitución también aparecieron en su primera intervención navideña. En su primer mensaje navideño tras la abdicación de Juan Carlos I el pasado mes de junio, Felipe VI ha querido dedicar su discurso a hablar de la corrupción, el desprestigio de las instituciones, la precariedad económica, la garantía del Estado de Bienestar, “los inaceptables” índices de paro y Cataluña.
Y es que el primer mensaje que trasladó el Monarca, tras lanzar la tradicional felicitación de Navidad desde el Palacio de la Zarzuela, fue que la Corona ha recogido como propias la «indignación» y el «desencanto» de los españoles hacia quienes se han apartado, con sus «conductas», del «comportamiento que cabe esperar de un servidor público». En ese sentido instó a luchar «sin contemplaciones» contra la lacra de la corrupción.
Después de cargar contra los corruptos y prometer su compromiso para luchar contra esta situación desde su cargo «sin contemplaciones» familiares ni de ningún tipo» -aunque evitó mencionar directamente a su hermana Cristina- el Rey habló del paro y de la crisis. Destacó en este sentido tanto su preocupación por las cifras «inaceptables» de desempleados como su optimismo por la recuperación del «crecimiento económico», y declaró que «la economía debe estar siempre al servicio de las personas».
El Rey siguió la estela de su padre al acordarse, también, de las personas más desfavorecidas. Habló de protegerlas y llamó de manera expresa a la necesidad de «garantizar nuestro Estado del Bienestar».
En cuanto a la Constitución, tan cuestionada últimamente, Felipe VI dijo que sigue mereciendo todo su respeto aunque animó a “seguir construyendo juntos un proyecto” que respete la pluralidad y “genere ilusión”. En plata: ni abogó por la reforma de la Constitución ni tampoco sostuvo la tesis inmovilista.
