Bankia se une a los grandes acreedores de Pescanova para pedir ‘la cabeza’ de Carceller

La crisis de Pescanova

Bankia se une a los grandes acreedores de Pescanova para pedir ‘la cabeza’ de Carceller

Sede de Bankia

El grupo de grandes acreedores de Pescanova recupera a su miembro número siete. Bankia vuelve al steering comittee bancario para pedir la retirada de los Carceller. El grupo de grandes acreedores de Pescanova cuenta con un Enésimo golpe de timón en la debacle y reflote de Pescanova. Bankia ha vuelto al seno de grandes acreedores del grupo gallego que abandonó hace meses. Y lo hace, según han confirmado fuentes próximas a la entidad a ElBoletín.com, para forzar la salida de los Carceller, tal y como reclaman el resto de miembros del denominado G6.

Enésimo golpe de timón en la debacle y reflote de Pescanova. Bankia ha vuelto al seno de grandes acreedores del grupo gallego que abandonó hace meses. Y lo hace, según han confirmado fuentes próximas a la entidad a ElBoletín.com, para forzar la salida de los Carceller, tal y como reclaman el resto de miembros del denominado G6.

Tras haberse desmarcado del grupo de grandes acreedores de Pescanova, la nacionalizada Bankia desanda el camino recorrido y vuelve a situarse entre los nombres propios que decidirán el último destino de la antigua gigante gallega. La heredera de Caja Madrid habría accedido, según fuentes conocedoras del movimiento consultadas por este portal, a volver a ser el número siete del actual G6 con el fin de salvar a la pesquera del destino fatal de la liquidación.

El detonante de este cambio parece estar en la última condición que sus compañeros de negocio habrían puesto sobre la mesa de negociación para salvar a Pescanova: la marcha de los Carceller y sus socios del fondo Luxempart. Al parecer, y siempre según estas fuentes, el presidente de la cervecera Damm, Demetrio Carceller, habría puesto su continuidad en la compañía a disposición de las entidades financieras si así accedían a suscribir el convenio de acreedores que su equipo ha redactado desoyendo en varios puntos las solicitudes de la propia banca.

Banco Popular, Banco Sabadell, BBVA, CaixaBank, Novagalicia y UBI Banca habrían sido los que, en bloque, habrían presentado esta exigencia. Así, se asegurarían que los Carceller no jugarían el papel determinante que el primer borrador de convenio les deseaba, accediendo en su lugar las entidades financieras a esta situación de extremo protagonismo en el posible reflote de la que no hace tanto tiempo fue buque insignia del panorama industrial gallego y español.

Desde que los Carceller se hicieron con el poder de la compañía, en pleno proceso concursal, las relaciones con una banca que apoyó su ascenso se han ido deteriorando. La remodelación del consejo de administración de la compañía en ocasiones al margen de los dictados de los administradores concursales de Deloitte tampoco ha ayudado a restaurar la convivencia entre accionistas de referencia y acreedores mayoritarios. El principal caballo de batalla se sitúa en la actualidad en la quita que los bancos tendrán que asumir para cada uno de sus préstamos con la pesquera. Una renuncia al cobro que amenazaba con otorgar la llave de la compañía a los dueños de Damm en bandeja de plata y que los bancos, ahora con el apoyo de Bankia, parecen querer evitar a toda costa.

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