La prensa alemana advierte de que los ciudadanos europeos terminarán pagando el ‘banco malo’ español

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La prensa alemana advierte de que los ciudadanos europeos terminarán pagando el ‘banco malo’ español

Belén Romana, presidenta de la Sareb

El ‘banco malo’ español vuelve a desatar los recelos de la prensa alemana. En amplios reportajes advierten a sus compatriotas de que podrían terminar pagando su hipotética quiebra técnica. Los periódicos alemanes vuelven a la carga. Ahora apuntan hacia el llamado ‘banco malo’ español como posible origen de muchos de los males de futuro de la economía europea y, por tanto, también de Berlín. El último en atacar ha sido Die Welt, que en un amplio reportaje explica a sus compatriotas por qué podrían terminar ellos pagando el ‘desenladrillamiento’ de la banca española.

El sólo titular de la pieza informativa deja clara cuál es su intención: “España esconde bajo la alfombra miles de millones de riesgo”. Una afirmación que sustenta en la justificación de que la “aclamada” participación de entidades privadas en el capital de la Sareb es prácticamente testimonial y únicamente sirve a los fines “políticos” de “oscurecer las verdaderas condiciones de responsabilidad” que pesan sobre el Estado español en cuanto a los préstamos y demás activos que los bancos han arrinconado en el ‘malo’ para sanear unos balances marcados a fuego por el agónico negocio inmobiliario.

“Europa no puede ejercer casi ninguna influencia sobre los bancos españoles, pero puede perder mucho dinero con ellos”, dice el rotativo germano. En esta misma línea recuerda que España ya ha recibido 40.000 millones de euros para sanear su sistema financiero y que Bruselas llegó a poner otros 60.000 a disposición de Madrid que, aunque han sido rechazados ya formalmente, podrían tener que usarse para aliviar una Sareb “con valoraciones inciertas” en torno a sus activos recibidos.

Los préstamos problemáticos recibos por la Sareb, prosigue Die Welt, figuraban en los libros de sus bancos de origen por más de 100.000 millones de euros, sin embargo, la entidad público-privada tan sólo ha desembolsado la mitad de este importe y, lo que es la clave del asunto para el rotativo, sin soltar un solo céntimo. Los llamados bonos garantizados con los que se ha procedido al canje convierten al Estado español en “responsable prácticamente ilimitado” de la eventual asfixia financiera de la Sareb.

Expertos consultados por el rotativo explican que aunque los accionistas privados de la Sareb, entre los que se nombran varios bancos españoles y algunos internacionales como Deutsche Bank y Barclays -con apenas un 0,75% del capital- hicieran frente a su parte, un 88% recaería sobre el contribuyente español. Sin embargo, advierte, “el efecto dominó no termina” ahí. Al tener la apariencia de un banco privado, los gestores del ‘banco malo’ podría solicitar ayuda al Banco Central Europeo. Si España no puede pagar, sentencia el diario alemán, “a los otros países del euro no les queda más que salir en ayuda del Gobierno español o aceptar millones de saneamientos en el balance del BCE”.

Mientras el organismo monetario sigue buscando cargas ocultas en el balance de las entidades de la moneda única, “Europa ha aceptado el riesgo en silencio” y los bancos españoles “han cerrado un buen trato” que pone en evidencia, según el rotativo que la bandera de la transparencia que enarbola la Sareb en sus estatutos brilla por su ausencia. Llega a decir que “cualquiera que busque información” de la entidad lo puede hacer en cualquier otro lugar mejor que en su página web oficial.

Los redactores de Die Welt no pasan por alto la oportunidad de comparar a España con los países más débiles de la Eurozona. En la pieza encuentran la oportunidad de comentar que si la deuda que se ha pasado a la Sareb bajo su apariencia privada contabilizase como pública, el endeudamiento del país superaría el 100% y se colocaría a la par que el rescatado Chipre. El ‘banco malo’ es, según el reportaje, un elemento “desestabilizador” que de momento ve peligrar su plan de negocio pero que ha servido para esconder el riesgo “debajo de la alfombra”.

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