Cuatro millones de euros. Esa fue la cantidad que el expresidente de Pescanova trató de enviar a China después de que la Audiencia Nacional admitiera a trámite las querellas contra su gestión al frente de la pesquera gallega. Un movimiento con el que evitar el eventual embargo de bienes que en sólo unos días podría decretar el juez Pablo Ruz.
El movimiento en cuestión no lo llevó a cabo Manuel Fernández de Sousa, sino su esposa, Rosario Andrade. Ella habría sido la responsable de haber abierto una cuenta en Portugal a nombre de la sociedad Quinta do Sobreiro SL, de la que es administrador único su marido, de los posteriores ingresos en la misma y del intento de llevarse 5,2 millones de dólares -unos cuatro millones de euros al cambio- sólo seis días después de que el tribunal aceptase a trámite la querella.
La cuenta habría recibido ingresos los días 26 y 28 de agosto por cuatro millones y 236.000 euros, respectivamente. Importes en ambos casos procedentes de otra de las sociedades administradas por Fernández de Sousa, Kiwi España SA. Sin embargo, el traspaso a la cuenta de su esposa en un banco chino quedó bloqueado por la Unidad de Inteligencia Financiera de Portugal.
A consecuencia de estas circunstancias, el magistrado de guardia del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, ha decretado el bloque de todas las cuentas del matrimonio y de las sociedades a ellos vinculadas. Además, ha solicitado a Lisboa información pormenorizada sobre la cuenta, porque a los cargos que se imputan ahora a Fernández de Sousa se le podría sumar el de alzamiento de bienes.
Por el momento, el expresidente de Pescanova dispone de seis días para hacer frente a una fianza de 178,86 millones de euros que le impuso el juez Pablo Ruz por sus implicaciones en el hundimiento de la cotizada. De no hacerlo en el importe y plazo establecidos, se procedería a dictar el embargo judicial sobre sus bienes. Factor por el que el intento de enviar capitales a China se hace especialmente relevante en este momento.
