Hace apenas tres años eran pocos los extranjeros que conocían a Beppe Grillo, quien por aquel entonces se ganaba la vida como cómico local en una Italia que se estrenaba en la crisis. Hoy este nombre ocupa portadas en todo el mundo después de haber posicionado su Movimiento Cinco Estrellas, tildado de ‘antisistema’, como la tercera fuerza política del país. Su discurso, contrario a la austeridad, ha levantado ampollas. Muchas ampollas.
Los primeros en reaccionar fueron los alemanes. Unas horas después de conocer que Grillo había conseguido situar a 109 diputados en un Parlamento que tiene, en total, 630 plazas y que en el Senado sus opiniones contrarias a los recortes y a la pertenencia al euro se verían respaldadas por 54 senadores de un total de 315, el líder socialista alemán, Peer Steinbrück, salió a la palestra para llamarle «payaso». Algo más moderado en las formas se mostró Klaus-Peter Willsch, miembro de la CDU de Angela Merkel, quien argumentó que si los italianos realmente rechazan los recortes tendrán que abandonar el euro.
«Italia no es España. Es peor». Así titulaba esta semana uno de sus ácidos artículos la popular bitácora financiera Zerohedge. Este portal digital, un defensor acérrimo del liberalismo, comentaba que la tasa de pobreza italiana se sitúa ya en el 28,1% (la griega ya ha alcanzado el 31%) frente al 27% que se atribuye a España. Y añadía que aunque el desempleo todavía es mucho menor que el que tiene que soportar el Gobierno de Mariano Rajoy (un 11,2% frente a un 26%), entre los jóvenes la proporción de desempleados es muy parecida. El futuro pinta -parecían observar en este blog- negro.
También el prestigioso semanario The Economist ha sorprendido a buena parte de sus lectores con una portada, la última, en la que tilda de «payasos» a Grillo y a Silvio Berlusconi (‘Il Cavaliere’, al frente de una coalición conservadora, obtuvo el segundo puesto en los comicios).
En un duro reportaje, la publicación británica ataca a los votantes italianos por haber «obviado la realidad» y les acusa de haber generado unos resultados electorales desastrosos «para Europa y para Italia». The Economist, durante el último año y medio, ha mostrado su apoyo a Mario Monti, el tecnócrata que gobernaba el país hasta ahora y que, en estas elecciones, quedó en último lugar por culpa de los recortes que ha aprobado durante su mandato.
Muchas encuestas previas a la jornada electoral ya vaticinaban que Beppe Grillo daría de qué hablar tras las elecciones. Mientras que algunos partidos tradicionales y bien asentados como el Partido Democrático -liderado por el socialista Pier Luigi Bersani- o la Liga Norte apenas lograban atraer un centenar de simpatizantes a muchos de sus actos de campaña, el cómico italiano llenaba plazas en Milán, jaleado por varios miles de seguidores. Sin embargo, pocos podían aventurar entonces que su fama llegaría a ser tanta.
Finalmente el Partido Democrático de Bersani pudo hacerse con el triunfo al ser el partido más votado en las urnas. Sin embargo, su victoria es relativa. Bersani puede controlar el Congreso pero no el Senado (una cámara legislativa con mucho poder en Italia), que ha quedado en manos de Berlusconi.
Ahora ambos líderes miran a Grillo sopesando la posibilidad de formar el próximo Gobierno del país con él. Pero el líder del Movimiento Cinco Estrellas, en un alarde de coherencia, ha pedido a Bersani que deje de «tentar» a sus simpatizantes y que dimita. Luego aseguró que no pensaba apoyar a ningunas siglas, sino propuestas concretas.
La corriente política que ha adoptado forma y contenido bajo la tutela de Beppe Grillo ha sido comparada con el 15M español. Pero hay que señalar algunas diferencias. Para empezar, y a diferencia de los ‘indignados’ de la Puerta del Sol, el Movimiento Cinco Estrellas sí tiene un líder al frente. Además, y aunque se tiende a asociar su postura con la de la izquierda alternativa, el carisma del cómico también le ha llevado a levantar simpatías entre núcleos fascistas.
