Un total de 172 diputados laboristas han votado en contra de Corbyn, que recibió, tan sólo, el apoyo de 40 de sus compañeros. Su tibia defensa contra el Brexit, el principal motivo. El Brexit ha descabellado a la política inglesa, por lo menos, a sus principales líderes. Si la misma mañana en la que se conocieron los resultados del referéndum David Cameron anunció su renuncia a continuar al frente del Gobierno y del Partido Conservador, las voces críticas también se centraron en Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, exigiendo su dimisión.
Durante todo el fin de semana, la cascada de ceses de dirigentes de la formación ha sido constante. Unos ceses que se han complementado con cerca de cuarenta renuncias de miembros del equipo de Corbyn buscando forzar su marcha. Decisión que toma fuerza este martes cuando el político británico ha perdido la moción de confianza no vinculante a la que le ha sometido su grupo parlamentario.
Un total de 172 diputados laboristas han votado en contra de Corbyn, que recibió, tan sólo, el apoyo de 40 de sus compañeros. La primera reacción del líder ha sido rechazar dejar su cargo hasta ahora, a pesar de la presión que ha sufrido en los últimos días. De hecho, el político ha reafirmado su posición asegurando que si hubiera otra elección interna se volvería a presentar al contar con el respaldo de las bases y de los sindicatos.
No obstante, el liderazgo de Corbyn está en entredicho sobre todo si un candidato se decide a presentarse a una votación contra él donde el actual líder necesitaría el apoyo de 51 diputados, 11 más de los que ha reunido este martes. Por su parte el aspirante necesitaría el apoyo de una quinta parte de los diputados laboristas. En el caso de que ambos consiguiesen estos requisitos, se iniciaría una nueva lucha en la que Corbyn partiría con ventaja al contar con la fuerza de las bases que le auparon en septiembre.
La principal crítica dirigida hacia Corbyn tiene que ver con su tibia campaña en defensa de la permanencia de Reino Unido dentro de la Unión Europea.
