Sectores críticos del socialismo francés y español se unen contra de la reforma laboral de Valls

Nuit Debout

Sectores críticos del socialismo francés y español se unen contra de la reforma laboral de Valls

Manuel Valls, primer ministro de Francia

El Ejecutivo del primer ministro galo deberá enfrentarse mañana a una moción de censura, mientras ‘Nuit Debout’ multiplica sus movilizaciones. El Gobierno francés de Manuel Valls no podría habe escogido una mejor fecha… si el objetivo era simbolizar el fracaso de su propio proyecto. O, en realidad, el de todas las esperanzas que despertó François Hollande con su llegada a la Presidencia de la República.

Justo 35 años después de la llegada al poder de François Miterrand, Valls convocó un Consejo de Ministros extraordinario para recurrir al último recurso; a la que es considerada ‘último arma’ de un Ejecutivo: el artículo 49.3 de la Constitución. Así, después de comprobar su ausencia de apoyos parlamentarios y sociales, el primer ministro galo aprobó ayer por decreto su impopular reforma laboral y evitó que ésta fuese sometida a votación por la Asamblea Nacional.

Un movimento casi tan controvertido como el contenido de la propia Ley y que inmediatamente provocó una serie de manifestaciones espontáneas del movimiento ‘Nuit Debout’, el 15M francés, a lo largo de todo el país.

No en vano, ya fue esta controvertida Ley la que provocó la oleada de protestas que cristalizaron en ‘Nuit Debout’, además de una huelga general. Pero lo sucedido hasta ahora podría no tratarse más que de un pequeño aperitivo después de la ‘jugada’ de Valls de ayer. Así, ya para mañana, se han multiplicado las llamadas a una gran movilización, en un día que incluso podría ver caer al Gobierno.

Y es que, precisamente este jueves, se presentará la moción de censura contra el Gobierno de Valls que el artículo 49.3 convierte en la única forma de frenar los decretos que se introduce por dicha vía. Una oportunidad que no ha sido desaprovechada por la oposición, pero que incluso está siendo estudiada por un sector crítico de diputados socialistas que decidirán hoy, entre amenazas de expulsión del partido, si también presentan su propia moción de censura.

Pero después de que se recogiesen más de 1.300.000 firmas contra la mencionada reforma laboral y que, según los sondeos, un 71% de los franceses se manifieste en contra de la misma, las divisiones dentro del propio partido socialista parecen insuperables. Una fragmentación cada vez más característica de los partidos socialdemócratas en Europa y que, quizá por ese mismo motivo, despierta alianzas que traspasan las fronteras.

De esta forma, diversos autores del colectivo ‘Economistas contra la Crisis’, considerado próximo al PSOE, publicaron un artículo en Le Monde hace un par de meses en el que realizaron un análisis demoledor de la reforma del Gobierno de Valls. Entre otros, el exministro socialista de Felipe González, Josep Borrell, publicó una réplica a un artículo colectivo previo (que incluía al anterior economista jefe del FMI, Oliver Blanchard) en el que se defendía la Ley francesa en base a los pretendidos efectos de la reforma laboral española de 2012.

Así, el grupo de economistas españoles señalaba que apuntar a la creación de 300.000 contratos indefinidos como resultado de la reforma española de 2012, se trataba de «un dato parcial y tendencioso» ya que tras dicho crecimiento, en el año 2013, se redujeron en 298.000. Es decir, «el ‘tirón’ de la reforma no se mantuvo», aseguraban.

Además, según este colectivo, «la reforma del mercado laboral español no ha modificado el hecho de que el aumento del empleo provocado por la mejoría de la economía sea en esencia empleo precario y en parte, además, fraudulento»; y, «ha tenido efectos perversos sobre otros aspectos del mercado de trabajo -como los salarios- entre ellos un fuerte aumento de la desigualdad y de la pobreza».

Por ello, no dudaban en concluir que «si el argumento de autoridad y la prueba del acierto de las medidas en Francia es la reforma laboral española, la reforma francesa El Khomri será con seguridad, como en España, un fracaso».

La gran incógnita es ahora si, entre la cada vez mayor presión de sus bases, estas posiciones críticas de determinados sectores vinculados a los partidos socialistas europeos se traducirán a escala parlamentaria. La primera respuesta la tendremos hoy tras la reunión de los congresistas galos.

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