La paradójica diferencia entre la propuesta fiscal de Clinton y Sanders

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La paradójica diferencia entre la propuesta fiscal de Clinton y Sanders

Hillary Clinton, candidata a las primarias del Partido Demócrata

Un análisis detenido permite concluir que sería la ex secretaria de Estado la más cercana a poder afirmar que sus reformas las pagarían las grandes fortunas El senador por Vermont, Bernie Sanders, se está manifestando como la gran revelación de las primarias demócratas al haber conseguido conectar con esa parte del electorado joven que aspira a transformaciones más profundas en el sistema político de las que parece ofrecer la gran favorita, Hillary Clinton. Sin duda, la insatisfacción ante el ‘status quo’ económico y las expectativas frustradas de los ‘millennials’ están funcionando como un auténtico combustible a la hora de propulsar al septuagenario candidato.

Tanto es así que, después de que Sanders casi consiguiese empatar en las primarias del pasado lunes en Iowa, según una encuesta de Reuters/Ipsos, el senador habría logrado reducir la distancia con la ex secretaria de Estado a tan sólo tres puntos porcentuales, a escala federal. Así, Sanders perdería en estos momentos tan sólo por un 45% del voto en el conjunto de Estados Unidos frente al 48% que registra Clinton. Una distancia desdeñable en comparación con los 30 puntos porcentuales de desventaja que las encuestas le daban hace tan sólo unas semanas.

El proyecto de cambio de Sanders incluye algunas transformaciones profundas, como sanidad y educación universales, que frente a las propuestas de Clinton, basadas en ir ampliando y mejorando el acceso a estos servicios forma gradual, indudablemente están conectando mejor con el electorado. Pero del mismo modo, la propuesta del senador lleva aparejada una fórmula de financiación que, a medio plazo, puede constituir el gran flanco de ataque por el que la ex secretaria de Estado podría recupera parte de la ventaja perdida.

De momento, el senador por Vermont ha conseguido que la atención generalizada se haya centrado en tan solo una parte de su receta fiscal: aquella que se basa esencialmente en imponer impuestos a las grandes fortunas, simbolizadas a través de la figura de Wall Street. Por ejemplo, en el discurso que pronunció tras conocerse los resultados de las primarias de Iowa, Sanders afirmó: “Vamos a imponer una tasa sobre la especulación de Wall Street”.

Un marco que además está siendo el más favorable para Sanders ya que refuerza su imagen por contraste con una Hillary Clinton cuya voluntad de regular ‘Wall Street’ ha sido puesto en duda por sus mayores vínculos con la industria financiera.

Sin embargo, un análisis un poco más detenido de las propuestas fiscales de los dos candidatos demócratas permite concluir que, en realidad, la propuesta fiscal de Sanders es bastante más amplia que simplemente aumentar el gravamen “sobre la especulación de Wall Street”. O incluso, más en general, sobre las grandes fortunas. Paradójicamente, sería la ex secretaria de Estado quien estaría más cerca de poder cumplir esa afirmación.

Así, mientras que la reforma fiscal que Clinton propone, concentraría el incremento de los tipos impositivos en el 10% -y especialmente en el 1%- de los estadounidenses de mayores ingresos; el plan de Sanders supondría un incremento generalizado. Esta diferencia se puede observar claramente en el siguiente gráfico elaborado por el ‘think tank’ Tax Foundation que eso sí, conviene precisar, está considerado próximo a las posiciones más ‘ortodoxas’ o conservadoras en materia fiscal:

El plan de Sanders incluiría en concreto la adición de cuatro nuevos tramos impositivos para las rentas del trabajo. A los siete actuales del 10%, 15%, 25%, 28%, 33%, 35% y 39,6%; se añadirían tipos del 37%, 43%, 48% y 52%, aplicándose este último a quienes ingresan más de 10 millones de dólares. Además, Sanders impulsaría una tasa adicional de 2,2 puntos porcentuales por hogar para financiar su plan de sanidad universal y reduciría las deducciones fiscales hasta un 28% del total de las mismas para los hogares con ingresos superiores a los 250.000 dólares.

Por su parte, Hillary Clinton incrementaría en cuatro puntos porcentuales el tipo impositivo para quienes ingresen más de cinco millones de dólares y, bajo la conocida como ‘Ley Buffet’, establecería un 30% de tipo impositivo mínimo para aquellos contribuyentes cuyos ingresos se sitúen por encima del millón de dólares. Además, al igual que Sanders, establecería un límite a las deducciones fiscales en un 28% del total.

Por lo que respecta a la imposición sobre dividendos y ganancias de capital, bajo los planes del senador por Vermont, también registraría una subida generalizada, ya que, si en la actualidad estos ingresos tributan a un tipo máximo del 23,8%, pasarían a igualarse a los tipos de las rentas del trabajo para todos aquellos que ganen más de 250.000 dólares. Sin embargo, con Clinton, el tipo máximo marginal subiría al 24%; salvo en las inversiones de menos de seis años, que oscilaría entre el 24% y el 39,6%.

En lo que se refiere a la fiscalidad de las empresas, nuevamente para financiar su propuesta de un sistema de salud universal, Sanders crearía un impuesto adicional de un 6,2% sobre la parte de los salarios pagados por éstas. Además, tanto él como la ex secretaría de Estado, proponen revisar la legislación para evitar que las corporaciones estadounidenses reduzcan sus tipos impositivos en base a su actividad en el extranjero.

Mientras que en las transmisiones de patrimonio, Sanders reduciría el límite de las exenciones de los 5,4 millones actuales a los 3,5 e incrementaría el tipo impositivo del 40% a un rango entre el 45% y el 65%, además de cambiar la regulación respecto a la forma de evaluar estos activos. Clinton igualmente rebajaría el límite de la exención a los 3,5 millones, pero restablecería la tasa a los parámetros de 2009 con un tipo máximo del 45%.

Finalmente, como medidas fiscales específicamente pensadas para ‘Wall Street’, o más genéricamente para la industria financiera, Sanders crearía una tasa sobre las transacciones financieras de acciones, bonos, derivados y otros activos financieros que oscilaría entre el 0,005% y el 0,5%; mientras que Clinton impulsaría una tasa sobre la negociación de alta frecuencia, conocida por su nombre en inglés como high-frequency trading, a un tipo aún sin especificar.

Es decir, como hemos vemos visto, si bien es cierto que la propuesta de Sanders es más específica y extensa en lo que se refiere a ‘exigir a Wall Street’ que contribuya a financiar los costes de Gobierno, esta fuente de ingresos está lejos de constituirse en la exclusiva, o tan siquiera principal, vía de financiación de sus grandes planes de transformación social.

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