Baviera y Baden-Württemberg son las dos primeras regiones que han llevado a cabo la práctica. A diferencia de los daneses, confiscan también joyas familiares. Las regiones del sur de Alemania siguen los pasos de Dinamarca. TTras la polémica medida danesa, que se conoció hace unas semanas, de requisar dinero y objetos de valor a los refugiados –salvo los que tengan connotaciones sentimentales-, el diario Bild ha desvelado que esta práctica ya se está realizando al menos en Baviera y Baden-Württemberg. Una política que tiene como objetivo costear su estancia aunque existen ciertas diferencias en lo impulsado en ambos países.
“Cuando los solicitantes de asilo llegan por primera vez a un centro, se les registra en busca de documentos, bienes de valor o dinero. Cuando el efectivo o el valor de los objetos superan los 750 euros, entonces pueden ser confiscados; y mantenerse por si la persona va a tener que restituir el dinero”, ha informado el ministro del Interior, Joachim Herrmann, al medio alemán.
Una de las diferencias con la práctica que ha llevado a cabo Dinamarca es el dinero que requisan. En Baviera, la cifra mínima está en los 750 euros y el país nórdico permite a sus autoridades retener aquellos bienes con un valor superior a 3.000 coronas (unos 400 euros). En cambio, en Baden-Württenberg, una de las regiones más ricas del país, la Policía podrá incautar cantidades que superen los 350 euros. Por su parte, si en Dinamarca los objetos que tengan significado sentimental para estas personas no son requisados, las normas de las dos regiones alemanas permitirán quitarles esas joyas familiares.
Tal y como informa el periódico germano, la cantidad media que han confiscado en diciembre alcanzó los 1.000 euros. Un dinero que luego va a parar a la administración local para completar el objetivo fijado de hacer frente al coste de la instancia del refugiado. “Un solicitante de asilo no puede en ningún caso recibir un trato mejor que los beneficiarios del Hartz-IV (la ayuda social que reciben los parados de larga duración)”, ha declarado al rotarivo Aydan Özoguz, responsable de Integración del Gobierno de Angela Merkel.
Asociaciones como ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ya ha criticado la medida danesa por considerarla una afrenta a la “dignidad y una interferencia arbitraria en su derecho a la privacidad”. Algo que ya se ha extendido a parte de Alemania y a Suiza donde el Gobierno helvético, por medio de su policía fronteriza, coloca la barrera de las confiscaciones en los 1.000 francos (unos 914 euros).
