El “lavado verde” de los grandes contaminadores de la UE a manos de lobbies y consultoras

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El “lavado verde” de los grandes contaminadores de la UE a manos de lobbies y consultoras

Comisión Europea

Un informe de CEO recoge siete ejemplos sobre cómo las grandes firmas de relaciones públicas ayudan a limpiar la imagen de sus clientes e impedir políticas efectivas contra el cambio climático. Un informe del Corporate Europe Observatory recoge siete ejemplos de grupos de presión y empresas de relaciones públicas que convierten a las “empresas más contaminantes de Europa en parte de la solución” en la lucha contra el cambio climático. En plena Cumbre del Clima en París, denuncia el poder de las corporaciones para influir en la legislación de las normas que les afectan mediante el cabildeo y el aumento del número de firmas que trabajan para los “grandes contaminadores”.

Bajo el título La cortina de humo climática, CEO recoge los casos de compañías como Wolkswagen, GasNaturally o Gazprom, que invierten miles de euros en cabildeo y consultoras para, según el informe, obtener dos tipos de beneficios: bloquear o diluir iniciativas efectivas en la lucha por el clima y ofrecer “soluciones falsas que les permiten continuar como hasta el momento, pero con un brillo verde” en sus marcas.

La plataforma pro-transparencia en la UE sitúa a las grandes firmas de Relaciones Públicas como las grandes culpables de la capacidad de maquillaje de las empresas que contribuyen al cambio climático: “El informe muestra el contraste entre el creciente número de consultoras que hacen gala su preocupación por el medio ambiente y el aumento de clientes destructivos a cuyos intereses se postran”.

El estudio examina los esfuerzos de comunicación de crisis de Volkswagen tras el escándalo de las emisiones, la inversión de Gazprom en firmas de relaciones públicas mientras perfora el Ártico, y el cambio de imagen de Palm Oil una vez que la selva tropical de Indonesia es devastada por la tala y drenaje masivo. Este último país es ahora el tercer emisor de gases de efecto invernadero a nivel mundial por deforestación, según Greenpeace. La recopilación también alude a las estrategias de lavado de imagen de otras corporaciones del cambio climático como Shell, Total o Koch.

En el caso de Wolkswagen, la empresa invirtió 3,3 millones de euros en su actividad de lobby solo en 2014, y es de esperar que sus esfuerzos se redoblen tras la reciente crisis por el fraude en la medición de emisiones de sus coches. Una de sus principales consultoras es Hering Schuppener, que se define como un “equipo experimentado de consultores para la prevención de crisis y la promoción de cambios en las situaciones de riesgo” pero también afirma: “El cambio climático nos afecta a todos, y todos debemos ser parte de la solución”. La empresa es uno de los principales equipos de crisis para mitigar los efectos de las mentiras de la automovilística sobre su emisión de gases.

Wolkswagen también contrata a Edelman y Finsbury, otras dos grandes del sector de la imagen. La primera de ella anunció este año que no representaría más a “negacionistas climáticos, productores de carbón o agrupaciones falsas que intentaran desinformar sobre el calentamiento global”. Pero el informe recuerda que Edelman representa en la actualidad en Bruselas a ExxonMobil y Chevron, “ambos financiadores de grupos negacionistas”, así como a la asociación de productores de aceites vegetales FEDIOL, con interés en los trabajos de desforestación por el aceite de palma antes citados.

El mayor productor de gas en el mundo, Gazprom, gastó entre 200.000 y 400.000 euros en su ejercicio de presión en la UE en 2014 según el registro de lobbies, aunque la plataforma estima que su inversión real es mucho mayor. Su filial Gazprom Neft está relacionada con la explotación de reservas de crudo y gas en el ártico. Entre sus consultoras favoritas para conseguir explotar esa zona es Gplus Europe, que destina entre 3 y 3,2 millones de euros anuales a su actividad de lobby en la UE.

CEO investiga los nombres de las grandes consultoras por entender que la industria de las relaciones públicas tiene una “larga y sucia historia en cambio climático, al ayudar a sus clientes a poner en duda las evidencias de la ciencia respecto al calentamiento global”. “La mayoría de marcas en Europa necesitan abordar el cambio climático, al menos de ‘boquilla’”, explica CEO. “Pero hay una gran brecha entre lo que las empresas de relaciones públicas y sus clientes dicen y lo que hacen”.

Un registro de lobbies repleto de huecos

CEO recuerda que una herramienta clave para el control democrático de la influencia de estas corporaciones es conocer «qué empresas pagan a qué grupos de presión para influir sobre quién, sobre qué temas y cuánto”. Sin embargo, lamenta que el Registro de Transparencia de la UE, dependiente del Parlamento Europeo y de la Comisión, siga siendo voluntario.

Empresas de relaciones públicas pueden atender a clientes que pagan por su actividad de lobby contra las políticas cliomáticas sin que quede constancia de ello, advierte el informe. Por ejemplo, la asociación comercial GasNaturally es uno de los clientes de la firma de imagen Fleishman Hillard en Europa, pero esa información no aparece en el registro.

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