¿Por qué Uber no tiene éxito en Europa?

Navegando por la red

¿Por qué Uber no tiene éxito en Europa?

Uber

El amplio uso del metro, el bus y el tranvía en el Viejo Continente complica la expansión de la ‘app’ de alquiler de coche con conductor en Europa. Ni la guerra con los taxistas ni las trabas legislativas, el mayor inconveniente de la ‘app’ de alquiler de coches con conductor Uber para alcanzar el éxito en Europa es el transporte público. En el Viejo Continente, un 16% de la población utiliza el metro, el bus o el tranvía al menos una vez al día, y otro 19%, varias veces a la semana; en EEUU, la cifra de usuarios de transporte público se queda en el 5%.

Una realidad de la que se ha hecho el columnista de Bloomberg residente en Berlín Leonid Bershidsky, que asegura que la eficiencia y el bajo coste de las redes de transporte público harán muy difícil que la expansión de Uber en Europa alcance el mismo éxito que el registrado al otro lado del charco.

Para ilustrarlo, pone un ejemplo: en San Francisco, una de las ciudades estadounidenses en las que más se utiliza el transporte público, se registraron 132,1 millones de viajes en estos servicios en 2014. Sin embargo, el metro de Bruselas, una ciudad con la séptima parte de población que la citada localidad norteamericana, contabilizó 133,4 millones de viajes en el mismo período.

También entra en juego el destino del trayecto, pues en las ciudades europeas los lugares de trabajo, por ejemplo, no están siempre concentrados en las mismas áreas, por lo que es complicado coincidir en una ruta. Al respecto, Bershidsky recurre a modo de explicación al Kutsuplus, un servicio de Helsinki similar a Uber pero con pequeños autocares en lugar de coches: a menudo, los vehículos iban medio vacíos porque pocas personas querían ir a los mismos lugares, lo que incrementa los costes. Como consecuencia, Kutsuplus ha acabado echando el cierre.

Sin embargo, el metro, el bus o el tranvía ofrecen distintos trayectos y múltiples paradas de forma rápida y sencilla, por lo que es más fácil para los ciudadanos adaptarse a los viajes que ofrece, además de resultar más baratos.

Además, estos medios de transporte público pueden llevar a mucha gente que un coche compartido, por lo que la reducción de la contaminación de la que presume Uber tampoco sería un motivo de calado para optar por dicha solución. “Si más gente compartiera viaje, tendríamos menos congestión, el aire estaría menos contaminado, todos viviríamos en un lugar mejor. La ciudad no tiene ni siquiera para utilizar los impuestos para que esto ocurra”, ha defendido en varias ocasiones el director ejecutivo de la compañía estadounidense, Travis Kalanick.

Más información