El CEO de Facebook ha creado una sociedad de responsabilidad limitada, que le permite invertir como desee, incluso con ánimo de lucro, ahorrándose los impuestos y ganándose la imagen de filántropo. “Daremos el 99% de las acciones de Facebook –actualmente cerca de 45.000 millones de dólares– durante nuestra vida para unirnos a muchos otros en la mejora de este mundo para la próxima generación”, anunció hace unos días el CEO de la red social, Mark Zuckerberg, tras el nacimiento de su hija. Un gesto que se entendió como un acto altruista del milmillonario fundador de Facebook y que le granjeó una popular imagen de filántropo en todo el mundo. Sin embargo, como apunta The New York Times lo que en realidad ha hecho es crear un vehículo de inversión exento de impuestos.
Chan Zuckerberg Initiative, la plataforma creada por el joven y su esposa para canalizar las donaciones a lo largo de los años, no es una fundación caritativa sin ánimo de lucro, sino que se trata de lo que en EEUU se conoce como una L.L.C., que podría traducirse como sociedad de responsabilidad limitada.
Este tipo de organización, al contrario que las fundaciones caritativas, no está sujeta a reglas ni a supervisión, no debe cumplir requisitos de transparencia, ni está obligada a donar cada año a un determinado porcentaje de sus acciones. Además, las L.C.C. pueden invertir en empresas con fines lucrativos, realizar donaciones políticas y ejercer de ‘lobby’ para impulsar cambios en las leyes. Es decir: el CEO de Facebook y su esposa pueden hacer lo que quieran con el dinero de Chan Zuckerberg Initiative.
Pueden invertir para obtener un lucro, pero la ventaja de la sociedad de responsabilidad limitada frente a otro tipo de vehículo inversor es que se puede contar con unas condiciones fiscales muy favorables.
Según el profesor de derecho y especialista en materia fiscal de la Universidad de San Diego, Victor Fleischer, el matrimonio puede poner en marcha un mecanismo para unas deducciones impositivas que les resulten rentables. Si la L.C.C vende acciones de Facebook, Zuckerberg tendría que pagar un elevado porcentaje de impuestos sobre las ganancias obtenidas en la operación; si las dona a una organización benéfica, podría tener una deducción como la de cualquier otra persona, lo que le otorgaría una pequeña ventaja; pero hay un movimiento más inteligente: donar un determinado número de acciones para generar una deducción del valor justo de los títulos en el mercado. Así podría ingresar el valor de las acciones sin pagar impuestos.
En definitiva, como apunta el rotativo estadounidense, lo que ha hecho Zuckerberg es pasarse su dinero “de un bolsillo a otro”. “Las ‘superfortunas’ compran una buena publicidad y adulación por unas donaciones que minimizan sus impuestos”, apunta el diario.
