Manuel Menéndez, presidente de Cajastur, aprovechó la asamblea general de la caja asturiana para mandar un mensaje de tranquilidad sobre Liberbank, que necesita 1.198 millones de euros para cumplir con la auditoría de Oliver Wyman. La entidad tiene previsto abordar su proceso de recapitalización a través de medios propios, aunque sí transferirá activos a la Sociedad de Gestión de Activos (Sareb), el ‘banco malo’.
El presidente de Liberbank y de Cajastur, que tiene el 66% del capital de este banco, explicó que la entidad no ha recibido ninguna ayuda pública en los diferentes marcos regulatorios aprobados en los dos últimos años, y que en las pruebas de resistencia registró un superávit de capital de 103 millones de euros en el escenario base, aunque en el adverso, se determinó la necesidad de aumentar su capital en 1.198 millones.
Liberbank tiene previsto abordar el actual proceso de recapitalización, para cumplir con el capital adicional requerido, utilizando como único instrumento público la entrega de activos a la Sareb, realizando la cobertura de las necesidades de capital adicional a través de medios propios.
En concreto, el banco de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria planea realizar una ampliación de capital que dará entrada a inversores privados. La entrada de otros accionistas diluirá la participación de las cajas de ahorros, pero Manuel Menéndez defendió ante la asamblea que el propósito de las tres cajas es retener el control.
La asamblea de Cajastur vivió algunos momentos de tensión durante el turno de intervenciones, según recoge hoy la prensa regional. Varios consejeros generales pertenecientes a los sindicatos cargaron contra Menéndez y la cúpula directiva por el nuevo ajuste laboral y exigieron dimisiones, ante lo que el presidente replicó que respetaba la libertad de expresión y opinión de los dirigentes sindicales, pero defendió la labor de su equipo.