Los cinco deberes de la banca para 2017

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Los cinco deberes de la banca para 2017

Sucursal bancaria

Definir el modelo de negocio, el proceso de concentración, la exclusión bancaria, las condiciones del rescate y la falta de transparencia, los retos del sector. Año tras año, el sector financiero inicia el nuevo ejercicio con una importante cantidad de deberes que debe realizar para afrontar los retos de un sector no ya cada vez más competitivo si no más complejo, por lo que cada año estos retos se superan a sí mismos.  Hace unos años la duda era si los bancos eran capaces de mantener los ritmos de crecimiento de sus beneficios, y año tras año se cumplían… hasta que llegó la crisis del 2008 que reventó todos los paradigmas de gestión bancaria hasta el punto de que los gestores actuales dudan cuál debe ser su modelo de negocio y de si el elegido será capaz de garantizar las rentabilidades adecuadas para sus accionistas.
 
Los analistas y gestores bancarios consultados establecen los retos que los gestores bancarios deben plantearse para los próximos años.
 
Sin duda el más importante de todos ellos es el de reinventar el modelo de negocio de la banca.  Hasta hace unos años los bancos hacían lo que cualquier buen banquero sabe hacer: tomar prestado dinero (depósitos) y a su vez prestarlo con una rentabilidad que le permitiese obtener un margen suficiente para cubrir sus gastos y además remunerar el capital. Restoy decía hace unos días en su discurso de inauguración de las jornadas del IESE, organizadas por E&Y, “que aunque las condiciones del mercado se normalicen es más que previsible que factores seculares del mercado que influyen a la baja sobre los tipos de interés, la creciente competencia en el mercado de servicios transaccionales y de gestión de cartera, el probable desarrollo de los mercados de capitales como fuente de financiación alternativa al crédito bancario y la consolidación de un entorno regulatorio considerablemente más exigente que en el pasado, ejercerán una presión continuada sobre el negocio bancario en general”.  En definitiva,   nunca más un modelo de tomar depósitos baratos y prestarlos caros, en donde la eficiencia no es lo más relevante.  
 
Pero ni siquiera en el modelo se ponen de acuerdo.  En las pasadas jornadas celebradas por EY sobre el sector estas diferencias se ponían de manifiesto respecto por ejemplo a las comisiones.  Mientras el actual consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez reconocía que al cliente bancario le sentaba “mal” pagar comisiones a pesar de ser un “servicio real” para justificar la reciente subidas de comisiones de su cuenta 1/2/3. “Pagar por algo que nunca se ha pagado, siempre sienta mal”, decía Álvarez, un banquero de la generación en la que se decía que las comisiones debían cubrir como mínimo los gastos generales.
 
Por su parte José Sevilla, consejero delegado de Bankia, otro buen banquero de la misma generación, decía que consideraba un error estratégico subir las comisiones como solución a los problemas de rentabilidad, igualmente para defender la política de Bankia de comisiones cero. ¿Quién tiene razón ya que ambos defienden algo radicalmente distinto?  El tiempo lo dirá siempre y cuando las consecuencias de un posible error no sean irreversibles.
 
Un segundo aspecto a tener en cuenta es la concentración bancaria, perfilando el futuro del Popular, Unicaja e Ibercaja, BMN y especialmente el de las cooperativas de ahorro. Mucho se está hablando del Popular y del juego de sillas a su alrededor.  La realidad es que el Popular ha sido un banco tradicionalmente bien gestionado y no le hace ningún bien el que se hable de él permanentemente.  Hoy nadie recuerda que mientras otros bancos han asumido cajas quebradas con ayudas del Estado a costa del contribuyente, el Popular hizo frente a la adquisición del Pastor, un banco con una fuerte concentración en el sector inmobiliario y que de no haber sido adquirido por el banco madrileño le habría costado al contribuyente esfuerzos adicionales. Tampoco se habla de la salida a los mercados en el peor momento posible para hacer frente a la ampliación de capital de los 2.500 millones.
 
Pero es necesario asegurar la libre competencia y el acceso al crédito y otros servicios bancarios.  El propio Restoy comentaba que los grupos bancarios se habían reducido en un 44% desde el año 2007.
 
De los 18 bancos que existían en el 2012, (por tanto cifra ya muy reducida al haber sido absorbidas las más de 50 cajas de ahorros) sólo quedan hoy realmente siete de ámbito nacional y otras siete de ámbito más reducido lo que limita la capacidad de las pymes y particulares a financiarse, por tanto reduce se competitividad a la hora de poder negociar precios y seleccionar productos. La realidad es que hoy una pyme cada vez tiene menos puertas a donde llamar para financiar su negocio, sin que se hayan desarrollados productos alternativos (públicos o privados) de financiación.
 
Tarde o temprano se volverán a la época de los pactos de los precios de activos y pasivos que tan corrientes eran hace unos años.
 
La lotería de Navidad ha puesto de manifiesto la exclusión bancaria que, como consecuencia de la crisis del sector, se está produciendo en nuestro país. El municipio de Brea de Tajo con 500 habitantes fue agraciado con más de 120 millones del Gordo de Navidad, sin que sus habitantes pudiesen ingresar ese dinero en la tradicional oficina bancaria ya que la última había sido cerrada hacia unos meses. Por tanto un reto es la digitalización sin exclusión financiera bien sea por razones geográficas o por razones económicas.
 
Hoy en día los bancos se resisten a abrir cuentas a personas con mal expediente crediticio. Las presiones de las entidades financieras para reducir el uso de efectivo más por cuestiones de costes que por razones lógicas pueden llevar a la exclusión a más del 30% de la población española. Si no se quiere o no se puede tener cuenta bancaria o tarjeta de crédito es ilógico reducir el uso de efectivo. Las nuevas apps bancarias están muy bien pero no todo el mundo quiere usarlas, ni puede usarlas por falta de tarjeta en las que se soportan. La digitalización no lo olvidemos está más pensada por un efecto de reducción de costes que por un mejor servicio. Por su parte, Hacienda con su afán recaudador no debería ceder a las presiones para reducir al mínimo la utilización de efectivo.
 
El propio José Antonio Álvarez reconocía como un error afrontar el cierre masivo de oficinas que afectaría sustancialmente a la captación de nuevos clientes. De hecho el Santander es de los bancos que menos oficinas ha cerrado tras la fusión con Banesto con quien tenía cierta red redundante.
 
La semana pasada el Banco Sabadell anunciaba el cierre del 11% de su red de oficinas, poco después de que el BBVA hubiese anunciado el cierre de 132 de su propia red.
 
Las condiciones del rescate. Estas obligaron a Bankia y BSN a limitar su ámbito de actuación a sus zonas de origen. Hoy ambas entidades son una perlita en dulce para cualquier entidad española o extranjera cuando se produzca su privatización que el gobierno ha conseguido retrasar un año frente a los requerimientos europeos. Es necesario para evitar mayor daño a la economía productiva que se garantice la permanencia de ellas, y especialmente la de Bankia, que como entidad bien gestionada puede ser un elemento importante que introduzca competencia en el sector si se le permite actuar en zonas que ha tenido que abandonar como consecuencia del rescate.
 
El reciente fallo del TJUE ha puesto de relieve la falta de transparencia por la que se ha regido el sector durante los últimos años de alguna manera fomentada por el propio Banco de España y los gobiernos de turno. Las cláusula suelo no son ilícitas en sí mismas si no que lo son por la falta de transparencia. Son las mismas cláusulas suelo que el propio Banco de España decía en un informe del 2010 dirigido al Senado que eran lícitas.  Precisamente el mismo regulador que apoyó las emisiones de preferentes y otros híbridos como vía de capitalización de las entidades financieras. Transparencia y como bien dice,  EY,  reputación, demasiado perjudicada por los continuos abusos causados por los gestores, especialmente de las cajas, los productos complejos y poco recomendados y, sin embargo comercializados a particulares, son otros de los retos del sector.
 
Sin embargo no parece que la respuesta de los bancos a la sentencia del TJUE sea la devolución inmediata de las cantidades indebidamente cobradas. Sabadell y Popular siempre han defendido que sus cláusulas son legales y transparente, y BBVA considera que la nueva sentencia no puede afectarle bajo el criterio de causa juzgada.
 
El gobierno promete un decreto que clarifique el cobro de estos importes que tan bien vendrían a los consumidores. Sin embargo, apuntan hacia un sistema de arbitraje que en el caso de las preferentes fue un auténtico fracaso, especialmente en el caso de Abanca, o más concretamente por las emisiones realizadas por Caixa Galicia y Caixa Vigo
 
En resumen, los reguladores y los gestores no deberían centrarse tanto en tamaño y rentabilidades sino en lo que realmente necesita la economía española. Es cierto que sí se necesita un sector financiero fuerte, pero también competitivo, abierto y transparente que cumpla con las necesidades de sus clientes tantas veces olvidadas, pero muy especialmente las necesidades de financiación las pymes españolas, tan olvidadas por todos.
 
¿Todas consideraciones nos llevarán a una concentración del sector?, ¿es positiva o negativa una mayor concentración? , una mayor concentración, ¿no invitaría a nuevos operadores extranjeros a desembarcar en banca domestica? 

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