La mayor eléctrica alemana sufre unas pérdidas históricas por el auge de las renovables

Energía

La mayor eléctrica alemana sufre unas pérdidas históricas por el auge de las renovables

Oficinas de E.ON

E.ON registró al año pasado un agujero de 7.000 millones debido a la depreciación de los activos de las plantas de carbón y gas, mientras el Ejecutivo de Angela Merkel refuerza su apuesta por las energías limpias. E.ON registró el año pasado las mayores pérdidas de su historia agravando aún más la crisis del sector en Alemania. La mayor eléctrica del país se ha anotado unas pérdidas de 7.000 millones de euros en 2015, el doble que en el ejercicio anterior después de ajustar el valor contable de sus deficitarias plantas de carbón y ciclos combinados.
Su mayor competidor, RWE, anunció hace pocas semanas que suprimía el dividendo como consecuencia de la depreciación de su negocio de generación.

Ambas compañías se han visto gravemente afectadas por el giro radical de Berlín hacia las energías renovables, el conocido como ‘Energiewende’. Alemania está tratando de generar el 80% de su electricidad a partir de energía eólica y solar para 2050 frente al 25% actual. La creciente popularidad de estas energías ha deprimido los precios mayoristas hasta sus niveles más bajos en más de una década, algo que ha reducido los márgenes de las centrales de carbón y gas.

En concreto, E.ON ha sufrido un impacto negativo de 8.800 millones de euros por la depreciación de los activos de las plantas de generación de electricidad convencional, debido a ese desplome de los precios mayoristas. Tras estos resultados, la compañía se deja a media sesión un 0,50% en las plazas bursátiles.
Ante este panorama, las dos empresas están preparando la escisión de sus negocios para separar sus activos de generación de energía a partir de carbón y gas de las que utilizan fuentes limpias para reorientar sus actividades.

Así, E.ON englobará el negocio de energía convencional en una nueva empresa que llamará Uniper, mientras que la compañía principal se centrará en las renovables. Su mayor problema es la energía nuclear, pues Alemania está acelerando el ‘apagón’ total de estas centrales para 2022 y debido a los cambios regulatorios, los activos atómicos de la firma deberán quedarse en E.ON.

Por su parte, RWE quiere sacar a Bolsa una nueva filial que agrupará su negocio de renovables, redes y minoristas. Pretenden colocar en el mercado al menos un 10% de las acciones de esta compañía a finales de año como parte de una ampliación de capital. Tras ello, reforzarán su apuesta por la eólica y la solar.

Alemania instaló el año pasado cerca de 5.000 MW de energía eólica nuevos, hasta sumar un total de 45.192 MW; fue el tercer país del mundo que más incrementó su capacidad de energía generada por el viento en 2015, por detrás de los gigantes asiáticos China y Japón. En el caso de la fotovoltaica, se levantaron 1.400 MW nuevos. Datos que responden a la señalada apuesta del Gobierno de Angela Merkel por las energías limpias, incluso con medidas para apoyar el ‘autoconsumo’.

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