Paro

La OIT alerta de que el paro de España no bajará del 21% en los próximos cinco años

Oficina de empleo

Si bien las exportaciones se han recuperado, el crecimiento se ve frenado por la débil demanda interna y las restricciones al crédito de las empresas. En 2014 más de 201 millones de personas estaban desempleadas, 31 millones más que antes de que irrumpiese la crisis global, según un informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Se prevé asimismo que el desempleo mundial aumente en 3 millones de personas en 2015 y en 8 millones durante los siguientes cuatro años.

La OIT señala que la situación del empleo está mejorando en algunas economías avanzadas, como son Japón, EEUU y algunos países europeos, pero sigue siendo difícil en gran parte de Europa.

En lo que se refiere a España, la institución pronostica que la tasa de desempleo baje paulatinamente, aunque se mantendrá por encima del 20% en lo que queda de década. En concreto, espera que este año el paro se sitúe en el 23,6%, el 22,8% en 2016, el 22,16% un año después y el 21,82% en 2018, mientras que en 2019 la tasa de paro en España sería del 21,49%.

En cambio, en algunas regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo tras un período de mejores resultados en comparación con la media global, la situación se está deteriorando –América Latina y el Caribe, China, Federación de Rusia y algunos países árabes-. La situación laboral no ha mejorado mucho en el África Subsahariana a pesar de registrar mejores resultados en el crecimiento de la economía hasta fechas recientes. En la mayoría de esos países, se prevé que el subempleo y el empleo informal se mantengan persistentemente altos durante los próximos cinco años.

En cuanto a los ingresos, la desigualdad de ingresos seguirá ampliándose, con el 10% más rico de la población que devengará entre 30% y 40% del total de los ingresos, mientras que el 10% más pobre ganará entre 2% y 7% del total de los ingresos.

En las economías de la zona euro, el informe indica que la contracción salarial ha contribuido a reducir algunos de los costes competitivos diferenciales dentro de la zona del euro. Sin embargo, esto no siempre se ha traducido en una mejora de la competitividad exterior (comercio) y una reasignación interna hacia sectores más productivos.

De hecho, en algunos países, las exportaciones todavía no han remontado y se concentran sectores de bajo valor añadido, como es el caso de Grecia; mientras que en otros países como España si bien las exportaciones se han recuperado, el crecimiento se ve frenado por la débil demanda interna y las restricciones al crédito de las empresas, señala la OIT.

La evidencia sugiere que los desequilibrios en la competitividad en la zona del euro no están simplemente relacionados con el coste laboral, sino conectados con debilidades estructurales del entorno macroeconómico.

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