A pesar de que Rosolie quería dejarse devorar, la anaconda decidió que la comida viva no es su plato preferido y que debía morir antes de engullirlo. Pongámonos en situación: una cadena de televisión que quiere emitir cómo come-mata una serpiente anaconda, un hombre que quiere dejarse devorar, unos espectadores que se cuestionan si están en sus plenas facultades. ¿Resultado? ¡Emitámoslo! Al final y al cabo, todos queremos ver ese vídeo y qué sucede con la anaconda. El final de Paul Rosolie, naturista, escritor y aventurero, creo que nos importa algo menos.
Este pasado fin de semana, en concreto el domingo 7 de diciembre, se presentaba prometedor para la parrilla televisiva. Los programadores de la cadena Discovery Channel nos tenían preparado un programa especial sobre supervivencia extrema, el documental “Eaten Alive”. El resumen de qué nos esperaba este programa venía a decir algo así “hombre es devorado por una serpiente anaconda de seis metros de la selva amazónica peruana para grabar desde dentro de su estómago”. Curiosidad cuanto menos te provoca. Estómago para verlo… Eso ya es cosa de valientes.
Hace aproximadamente un mes empezaron los del Discovery con la promoción del programa. El trailer fue visto por más de 21 millones de personas en Youtube. Desapercibido no pasó. Tal y como nos vendieron el producto se trataba de un experimento científico contado como un documental.
Evidentemente, Rosolie no es estúpido y sabe los riesgos que conlleva dejarse engullir por un animal gigante. No estaría desprotegido como un vulgar aventurero. Rosolie se enfundaría en un traje metálico especial para protegerse de los dientes afilados y los jugos gástricos de la serpiente. El traje tenía una cámara en el casco. Además, contaría con un dispositivo de oxígeno de modo que no le dificultara la respiración en el interior del animal. Y además, el traje contaría con un arnés de seguridad a modo de evacuación en caso de emergencia. Y en todo momento, estaría comunicado con su equipo médico y de rescate a través de un micrófono, los cuales podrían evacuarlo también si fuera necesario.
Miles y miles de críticas ha recibido la emisión del capítulo. Se creó una petición en Change.org para recabar firmas y evitar la emisión de tan polémico programa considerándolo maltrato animal. Más de 38.000 personas manifestaron su indignación. Pero en términos económicos para la famosa cadena de televisión supone mucha audiencia y en consecuencia mucho dinero. Por alusiones, Discovery se defendió argumentado que “la intención del documental es dar a conocer su campaña de recogida de fondos para salvar a la anaconda de su extinción”.
¿Cómo fue la historia entre el aventurero y la anaconda? Rosolie se tumbó en el barro haciéndose el muerto. Era de esperar que la anaconda acabara acercándose para comérselo. Ésta agarró a su presa con fuerza, primero mordiéndole en la cabeza y después llegando a estrangular al aventurero. El duro forcejeo duró varios minutos. ¿Desenlace? La anaconda casi disloca el hombro del naturista y le deja sin oxígeno.
Claro, todos esperábamos ver a un hombre engullido por una anaconda, o eso es lo que nos vendieron con “Eaten Alive” (Comido Vivo). No es que queramos que el hombre sufra daños, y mucho menos la anaconda, con tanto traje especial y arnés y oxígeno… Pero parece ser que un pequeñísimo detalle se les pasó por alto a los productores y al propio Rosolie y es que si el “canapé” es demasiado grande para la anaconda, ésta lo asfixia o “tritura”. De ahí que nos quedáramos sin especial pre-navidad.
Discovery Channel ha conseguido lo que quería, máxima audiencia y publicidad. Tras dos horas de programa, los espectadores quedaron un poco insatisfechos y en la red social Twitter se colgaron todo tipo de críticas, mofas, fotografías y memes sobre lo relatado entre ambos protagonistas.
“Sea como fuere, “Eaten Alive” es un perfecto ejemplo de la televisión de hoy en día. Si no hay espectáculo, no vendes. Y hasta los fracasos, si son morbosos, batirán récords de audiencia…”, palabras muy sabias de Computerhoy.
