De ella se habla y comenta hasta en un servicio sanitario público, que si una parada de autobús con toda una biblioteca, que si Su Santidad el Papa en el cosmos, que tal personaje famoso, que si un cáncer por venir, La última cena con alguien cantando victoria con los dedos y hasta nuestra capital cubana, reluciente, hermosa, de apetecibles intensiones visuales.
Nadie escapa de ese sueño en tiempos tan difíciles que muchos prefieren imaginarse ideales escenarios para no mover un dedo e intentar cambiar incoherencias y desigualdades en tiempo real.
Como ejercicio imaginativo y futurista, merece un aplauso, pero si se trata de la otra inteligencia, aquella ya casi en desuso, que proviene del sentido común y otras habilidades humanas para hacer bien las cosas, entonces estaremos frente a un muy serio y urgente reclamo.
Acertada la sabiduría popular criolla cuando apunta a una persona y sentencia:
-Ese se cree cosas…
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Y de repente, la inteligencia artificial
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