Imagen de archivo del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, junto al magnate Elon Musk en un mitin - Europa Press/Contacto/Jim Watson
El enfrentamiento entre Donald Trump y Elon Musk ha escalado hasta niveles personales, con el presidente utilizando su red social para desacreditar al empresario y cuestionar la viabilidad de sus empresas sin apoyo estatal. La disputa marca un giro en la relación entre dos de los personajes más influyentes de EEUU, con implicaciones para el futuro de la política energética, el gasto público y el papel de los subsidios en la innovación tecnológica.
La relación entre Trump y Musk, que fue una de las más visibles alianzas entre el poder político y el tecnológico en EEUU, se rompió públicamente tras las duras críticas del empresario al nuevo plan fiscal del mandatario. En una publicación en Truth Social, Trump señaló que Musk podría ser el mayor beneficiario de subsidios de la historia y que, sin ellos, sus proyectos como Tesla y SpaceX serían inviables.
“Sin subsidios, probablemente tendría que cerrar el chiringuito y regresar a Sudáfrica”, escribió el presidente
Trump también ironizó con DOGE —el acrónimo del Departamento de Eficiencia Gubernamental que Musk dirigió brevemente— sugiriendo que «analizara» el recorte de subvenciones a los coches eléctricos.
Una de las claves del desencuentro ha sido el fuerte recorte de ayudas a los vehículos eléctricos, una medida incluida en la llamada “One Big, Beautiful Bill”, la gran ley presupuestaria promovida por Trump. Este plan busca reducir el gasto público, pero amenaza con debilitar el modelo de negocio de compañías como Tesla, que se han beneficiado históricamente de incentivos fiscales.
Trump calificó el mandato de vehículos eléctricos como “ridículo” y reiteró que nunca ha sido parte de su proyecto político
En respuesta, Musk alertó en los últimos días de que el nuevo plan fiscal de Trump podría llevar el techo de deuda de EEUU a cinco billones de dólares, arrastrando al país hacia “la esclavitud de la deuda”. Esta advertencia se suma a la creciente preocupación de los analistas, que advierten de un posible default si republicanos y demócratas no logran un acuerdo antes de agosto para elevar el límite de endeudamiento.
El propio Musk fue, durante los primeros meses del segundo mandato de Trump, el director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado para reducir el gasto innecesario y rediseñar las estructuras del gobierno federal. Sin embargo, su salida del cargo —coincidiendo con la falta de avances concretos— marcó el inicio del distanciamiento con la Casa Blanca.
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