Es un ejemplo permanente de disciplina, de rigor, de auto exigencia, de respeto a las reglas del juego, de fair play, de renuncia a todo ventajismo, de no agitar al público de las tribunas en busca de lo perdido en la pista. Todo un grande de España. Enhorabuena.
Su victoria desbordante anoche frente al sudafricano Kevin Anderson supone la conquista del tercer triunfo en el Open de Estados Unidos de Nueva York, el segundo Gran Slam ganado en lo que va de año y el decimosexto de su palmarés. Su figura crece porque nunca se ha dejado cegar por el éxito, ni abatir por las derrotas.
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Telegrama para Rafa Nadal
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