El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en una imagen de archivo. (Foto: Generalitat)
Nombrar conseller de Economía a Jaume Girod, el de la lealtad itinerante; o vicepresidente, a Jordi Puigneró, el de la furia hispanófoba, quiere hacer inevitable la independencia tal vez a la manera de Somalilandia. Sin demora -¡remember Perpiñán!-reclame a París por la marcha atrás de la inmersión en catalán en la enseñanza y aplíquese a deparar tardes de gloria a su socio monclovita.
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Telegrama para Pere Aragonès
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