Esperanza Aguirre
Muy señora mía, su dimisión como concejal y portavoz del grupo municipal del Partido Popular de Madrid, resulta de la asunción de responsabilidades por el incumplimiento de sus deberes “in vigilando” e “in eligendo”. Su entorno parece una charca plagada de ranas y los jefes responden de su honradez personal pero también de la de sus equipos.
Ahora otros dirigentes peperos quedan emplazados a hacer otro tanto. Aquellos caballos que no necesitan pienso, que se alimentan del ruido de su galope, aludidos en un aforismo de Elías Canetti parecen extinguidos en política, donde todo es codicia.
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Telegrama para Esperanza Aguirre
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