Oficinas de Tesla en Palo Alto
La tensión comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea vuelve a escalar. Esta vez, con la automoción como epicentro del conflicto. La advertencia de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a los vehículos importados desde el 2 de abril ha encendido las alarmas en Europa. Como respuesta, la portavoz de la Comisión de Economía de Sumar, Tesh Sidi, ha planteado aplicar un arancel del 100% a Tesla, compañía emblema de la movilidad eléctrica y propiedad del magnate Elon Musk, consejero de Trump. La propuesta, formulada como pregunta parlamentaria, busca proteger a la industria nacional frente a lo que consideran una amenaza de competencia desleal.
En su intervención, Sidi ha denunciado que la política arancelaria propuesta por Trump no solo afectaría a los vehículos europeos, sino también a medicamentos y otros productos exportados desde Europa. Ante este escenario, la diputada de Sumar ha instado al Gobierno a liderar una respuesta europea coordinada, aplicando un arancel del 100% exclusivamente a Tesla.
Según explica, se trata de una medida «quirúrgica», diseñada para no perjudicar al conjunto de la industria automovilística europea, que ya se enfrenta a múltiples desafíos como la transición energética, la inflación de costes y las decisiones erráticas del Gobierno de EEUU.
“La importación de vehículos Tesla está impactando negativamente en la industria nacional y comunitaria”, ha asegurado Sidi, que exige una política comercial que seleccione “muy bien” sus objetivos
Curiosamente, Tesla no se vería afectada por los aranceles del 25% que Donald Trump quiere aplicar a partir del 2 de abril. ¿La razón? La compañía produce sus vehículos dentro de EEUU, principalmente en sus plantas de California y Texas, lo que le otorga una ventaja competitiva frente a marcas como Volkswagen, Hyundai o General Motors, que cuentan con plantas fuera del país.
Esto, según Sidi, deja a Tesla en una posición privilegiada frente a sus rivales, acentuando el desequilibrio comercial y afectando directamente a los fabricantes europeos. La diputada ha denunciado que “mientras otros fabricantes enfrentan barreras, Tesla se libra del castigo arancelario de Trump”, lo que justificaría una respuesta desde Europa.
La pregunta ahora está en manos del Gobierno y de las autoridades comunitarias. ¿Tomarán represalias comerciales ante el movimiento de Trump? ¿Se atreverá Bruselas a sancionar directamente a Tesla, una de las compañías más emblemáticas de la innovación estadounidense?
Desde Sumar, aseguran que es el momento de actuar para “proteger los intereses estratégicos de la industria europea”. La pelota está en el tejado del Ejecutivo.
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