Una mujer recibe asistencia alimentaria en Sudán del Sur
El avance de la RSF no solo redibuja el mapa militar, sino que agudiza el colapso institucional y humanitario. Millones de civiles están atrapados entre los combates, sin alimentos, atención médica ni refugio seguro, mientras la comunidad internacional sigue sin una respuesta coordinada.
La RSF tomó el control de El Fasher tras un cerco de más de 17 meses, lo que supone la caída de la última gran plaza del ejército sudanés en Darfur y un giro estratégico en el conflicto.
La toma de El Fasher consolida el poder de la RSF y deja al ejército sudanés sin control efectivo en Darfur
Este avance refuerza la posición militar de la RSF y alimenta el temor a una posible fragmentación territorial del país, con regiones bajo dominio de diferentes facciones armadas.
Las estimaciones humanitarias indican que al menos 1.500 civiles murieron en los primeros días de la ofensiva en El Fasher, aunque algunos informes elevan la cifra por encima de 2.000 víctimas.
Entre las atrocidades documentadas se incluyen bombardeos sobre hospitales, ejecuciones masivas y violencia sexual sistemática, en un contexto de colapso sanitario y bloqueo del acceso humanitario.
Más de 30,4 millones de personas necesitan ayuda urgente, entre ellas 16 millones de niños. Los desplazamientos internos y hacia países vecinos superan los 12 millones, y la inseguridad alimentaria se extiende por todo el territorio.
Sudán enfrenta una de las peores crisis humanitarias del mundo, con millones al borde del hambre y sin atención médica
La destrucción de infraestructura esencial —hospitales, escuelas y sistemas de agua— agrava el riesgo de epidemias y la dependencia total de la ayuda internacional.
Diversos países africanos y árabes han pedido un alto el fuego inmediato, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU debate nuevas sanciones contra los responsables de las masacres.
Sin embargo, la falta de consenso y el bloqueo político impiden una intervención efectiva, lo que prolonga la impunidad de los grupos armados y la parálisis diplomática.
La caída de El Fasher marca un punto de inflexión que podría derivar en una división territorial de Sudán. Los analistas advierten de un patrón de violencia que recuerda a episodios de limpieza étnica vividos en el pasado.
La guerra en Sudán amenaza con reproducir el trauma de los conflictos de los años 2000 y debilita cualquier salida negociada
La ausencia de una respuesta internacional contundente y la falta de corredores humanitarios dejan al país al borde de una catástrofe total, con consecuencias que podrían extenderse a todo el Cuerno de África.
| Indicador | Valor estimado |
|---|---|
| Personas que necesitan ayuda | 30,4 millones |
| Niños afectados | 16 millones |
| Personas desplazadas | Más de 12 millones |
| Víctimas del ataque al hospital de El Fasher | Al menos 460 |
La guerra en Sudán ya no es solo una disputa interna: es una tragedia de alcance regional que pone a prueba la capacidad de la comunidad internacional para prevenir otro colapso humanitario en África. Mientras el país se desangra entre la indiferencia global y el poder de las armas, millones de civiles quedan atrapados entre la violencia y el olvido.
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