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Solo uno de tres jóvenes tiene un empleo

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“Esta pandemia ha vuelto a mostrar que somos el eslabón más débil del marcado de trabajo en España”, denuncia del vicepresidente del Consejo de la Juventud, Adrià Junyent. Esta entidad, junto al Institutito de la Juventud, cifra que solo el 33,5% de los menores de 30 años disponen de un empleo. A lo que se suma, que desde la llegada del coronavirus, un 19,8% de los jóvenes han perdido sus puestos laborales. Para él, su generación es la que peores condiciones laborales tienen y los primeros que se quedan sin trabajo cuando llega un momento de crisis.

Su vicepresidente completa estos datos, detallando que las oportunidades laborales de los menores de treinta no tienen buenas condiciones: “Son puestos con una alta parcialidad y temporalidad, algo que no es de ahora, que ya venía precrisis”.

Otro de los indicadores de la poca calidad de su vida laboral, es el sueldo medio de los jóvenes españoles. “Se sitúa en 973 euros, un dato muy cerca del salario mínimo interprofesional (SMI), lo que significa que hay mucha gente que cobra por debajo del SMI”, completa Junyent.

Alba Fernández es estudiante de último curso del Grado de Publicidad y considera que su generación sufre una gran precarización: “Vemos conseguir trabajo estable y bien remunerado como algo a largo plazo”. Para ella, hablar de cotizar rozaría la “utopía”. “Las instituciones deberían tomar cartas en el asunto, no deberíamos ver el paro juvenil como algo normal”, añade.

“Me veo como un ejemplo de mi generación, he estudiado Pedagogía y mi trabajo actualmente no tiene nada que ver con mis estudios”, comenta Irene Marzo. Según su opinión, a su generación se la ha invitado a estudiar para conseguir títulos, pero que esto luego “no tiene ningún resultado”. Marzo considera que los jóvenes son el futuro de la sociedad y que no se les está valorando: “Nos ponen cada vez más trabas para conseguir un puesto de trabajo”.

Enrique Sánchez es uno de los veinteañeros que está estudiando una carrera, en su caso Arquitectura, mientras trabaja. “Todo el mundo quiere contratar a gente con años de experiencia y ahí no entramos nosotros. Además, las empresas piden personas implicadas al 100%, con posibilidades de cambios de horarios, horas extras,ect. Y normalmente los jóvenes tenemos que compaginar trabajos y estudios, lo que nos hace imposible suplir esas exigencias”, explica Sánchez.

Los contratos de prácticas: una de las preocupaciones de los jóvenes

“Mi perspectiva de futuro en los próximos dos años es poder estar de becaria y que al menos esté en un entorno a gusto, en el que no esté trabajando demasiado para lo poco que me van a pagar, si me pagan”, detalla Alba Fernández sobre su porvenir.

Esta situación le parece un “abuso” a Enrique Sánchez: “La administración debería tomar cartas en el asunto y favorecer el empleo juvenil. Y debería incluso prohibir los contratos de prácticas o regularlos de una forma más restrictiva”.

Desde el Consejo de la Juventud se muestran en contra de las llamadas prácticas extracurriculares. Para ellos no suelen estar vinculadas a ningún programa formativo. “No hay un seguimiento pedagógico, no hay nada que aporte al estudiante, es más bien un trabajo encubierto, no cotizado, y a veces no renumerado”, completa su vicepresidente.

“El mensaje que queremos transmitir es que los jóvenes no necesitamos contratos diferentes”, detalla Junyent. El Consejo de la Juventud establece que el 90% de los jóvenes que entran en el mercado de trabajo lo hacen en base a contratos laborales normales y que por ello no hacen falta los contratos de prácticas. “Lo que hacen es precarizarnos y alargar más el proceso de incorporación al mercado”, concluye Junyent.

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