El adiós de ‘Ricardinho‘ al fútbol sala español ha sido el más amargo después de siete años gloriosos en el Movistar Inter, cinco Balones de Oro, y la unánime opinión de la crítica y los aficionados, quienes siempre coincidieron en señalarle como el ‘Messi’ del futsal, el mejor jugador del mundo en el 40×20.
El portugués anunció su adiós al Inter el pasado 6 de enero, confirmando que la próxima temporada jugaría en el ACCS París. No había nada extraño hasta ese momento, más allá de que los días para Ricardinho estaban contados en la ‘máquina verde’.
De hecho, el capitán Carlos Ortiz anunció idéntico destino para la campaña 2020-21, aunque las consecuencias han sido bien distintas para uno y otro. El parón de la competición no ayudó a que el Movistar Inter pudiera contar con su estrella en esa fase final exprés que se ha disputado en Málaga y que ha terminado ganando ante el Valdepeñas.
Tras el ERTE de la entidad, Ricardinho denunció impagos por parte del club cuando llegó el confinamiento y la relación entre jugador e Inter se enturbió en los medios de comunicación. Antes de afrontar el playoff, el luso pidió a su club no disputar la fase definitiva, una decisión que también tomó para evitar lesionarse antes de llegar a su nuevo destino, sin rescindir su contrato como si había hecho Gadeia unas semanas antes.
Las imágenes han sido extrañas durante este torneo cuando el Inter saltaba a calentar en grupo y Ricardinho lo hacía en solitario, o incluso cuando había una charla técnica con el entrenador y el portugués se quedaba apartado en la grada. Fue convocado todos los partidos, pero no disputó un solo minuto en su despedida como interista.
El adiós más triste para el mejor jugador del mundo, un futbolista que triunfó en España desde su llegada allá por el año 2013, y que dijo adiós por la puerta de atrás. Ricardinho, a sus 34 años, consiguió todo lo posible en estas siete temporadas, entre sus conquistas: seis Ligas, una Copa del Rey, tres Copas de España, tres Supercopa y dos Copas de Europa.
Un palmarés envidiable que además, a nivel de selecciones, también aumentó al alzarse con el campeonato de Europa, precisamente ante la ‘todopoderosa’ España, dominadora del ‘Viejo Continente’. Ricardinho se ganó el reconocimiento de todos sus rivales e incluso de las aficiones contrarias con su forma de ser dentro y fuera de la cancha.
Al término de cada partido, jugase donde jugase, Ricardinho se pasaba un buen rato cumpliendo los deseos de los seguidores. Una foto, un autógrafo y el autobús de Inter esperando a su estrella, pero siempre se distinguió por esto, además de por su capacidad para deslumbrar con el balón en los pies.
Las virguerías de Ricardinho convirtieron en atractivo cualquier partido de los interistas, quienes también han demostrado que pueden competir sin el mejor jugador del mundo. Los líderes de la Primera División se llevaron el título este martes sin la necesidad de recurrir al número uno mundial.
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Ricardinho, el adiós del más grande por la puerta de atrás
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