Sede de Repsol
La cotización de Repsol ha cerrado el día con una caída del 1,24%, dejando el precio de la acción en los 12,30 euros, aunque arrancaba la jornada bursátil perdiendo un 2,6%. El detonante ha sido la carta remitida por el Gobierno de Donald Trump, en la que se informa sobre la revocación de las licencias y exenciones que permitían a la multinacional española y otras firmas petroleras operar con petróleo procedente de Venezuela.
La retirada de licencias afecta tanto a Repsol como a otras compañías internacionales, que deberán cesar sus operaciones antes del 27 de mayo
La reciente resolución de la Casa Blanca alcanza a varios gigantes del sector, entre ellos la francesa Maurel et Prom y la estadounidense Global Oil Terminals. Estas empresas se enfrentan a la obligación de cerrar sus actividades en Venezuela antes del 27 de mayo, según fuentes consultadas por Bloomberg. Hasta ahora, las licencias concedidas por Estados Unidos bajo distintos formatos de exenciones o cartas de conformidad permitían a las compañías seguir operando sin incurrir en sanciones.
Repsol opera en el país latinoamericano desde 1993 y mantiene compromisos de largo plazo junto a PDVSA
La petrolera española cuenta con una participación del 40% en la empresa mixta Petroquiriquire, responsable de la explotación de campos como Mene Grande, Barúa Motatán y Quiriquire. Este acuerdo ha permitido a Repsol apuntalar su estrategia de crecimiento en Venezuela, enfocada en proyectos de petróleo y gas. Además, en 2024 se alcanzó un máximo de dos décadas en el envío de crudo venezolano a España, contribuyendo a saldar parte de la deuda que el país mantiene con la compañía.
El patrimonio de Repsol en Venezuela asciende a 467 millones de euros, y el saldo de la deuda venezolana supera los 600 millones de dólares
Los vaivenes políticos en Caracas y las continuas sanciones de Washington han acrecentado el riesgo geopolítico para la petrolera española, que suma provisiones por 601 millones de euros en 2024. La deuda de Venezuela con Repsol está directamente ligada a PDVSA y se liquida mediante un esquema de pago en especie, principalmente con entregas de crudo venezolano. No obstante, con la revocación de los permisos por parte de la Administración de Donald Trump, este mecanismo de amortización corre el riesgo de verse interrumpido, lo que podría comprometer la recuperación de la deuda en el corto plazo.
Expertos señalan que el escenario político en Estados Unidos podría cambiar la ecuación en cualquier momento, pero por ahora prima la cautela
Ante el panorama actual, la incertidumbre reina en el seno de Repsol y de otras empresas afectadas por la decisión de la Casa Blanca. La compañía española deberá valorar alternativas para salvaguardar su posición en Venezuela y, sobre todo, para garantizar el cobro de los importes pendientes, cuyo retraso o bloqueo supondría un golpe a su balance financiero.
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