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«Que lo disfruten»

Papel higiénico en Cuba

Papel higiénico en Cuba

Filmes, canciones y visitantes son, básicamente, la fuente de inspiración. Pero también otras circunstancias presentes en estos tiempos.

Cuando a trece meses de iniciada la revolución visitó la isla el viceprimer ministro soviético Anastás Mikoyán, por ese apellido llamaban coloquialmente a cualquiera, hasta al conductor de una guagua que alguien le reclamaba a voz en cuello desde el fondo: ¡Mikoyán, abre atrás!

Así tenemos que situaciones tensas o difíciles, con la cinta “Cuchillo al agua”, ¨Moscú no cree en lágrimas” y tantas más, como ese oeste español “Manos torpes” y los dictámenes del chino masajista que fueron trasladados a ciertas manualidades.

Del béisbol, la visita de aquel lanzador japonés de la bola submarina que pocos veían, Furuya. Directo al apodo de cocineros en centros de trabajo, estudio o campamentos agrícolas: Nadie daba cuenta de la carne.

Gracias a las Mipymes, a la aparición de cafeterías y restaurantes privados, a esos negocios de pagar en Miami y poner comida en la familia, al trapicheo con el que sobrevivimos, la mensajería en motorinas y hasta en el mismísimo mercado negro, ha surgido una de casi obligatorio cumplimiento: “Que lo disfruten”.

Así fue como llegó a casa una paca de papel sanitario, casi en total ausencia, pagada desde muy lejos, en manos de un simpático mensajero, que luego de tirar una detenida visual al trasero de las damas presentes, afinar la voz y recitar, como en matutino de escuela, advirtió:

-Que lo disfruten.

De puro milagro la frasecita no ha llegado con idéntico furor a los servicios necrológicos.

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