Banderas palestinas durante una manifestación
El ministro luso Paulo Rangel formalizó el reconocimiento desde la misión de Portugal ante la ONU, en paralelo a los anuncios de Londres, Ottawa y Canberra. La decisión pretende dar impulso político a Palestina y presionar por un alto el fuego y reformas de la Autoridad Palestina, en un contexto de tensiones por los asentamientos y el deterioro humanitario.
Los cuatro gobiernos comunicaron el reconocimiento formal del Estado de Palestina con la vista puesta en reactivar la negociación política y fijar parámetros claros: fronteras de 1967, capital en Jerusalén Este y exclusión de Hamás de cualquier arquitectura de gobernanza. En el caso de Canadá, el reconocimiento se acompaña de la exigencia de elecciones palestinas y pasos de desmilitarización. La coordinación occidental busca elevar el coste diplomático del inmovilismo y abrir margen para medidas europeas si continúan las anexiones en Cisjordania.
El reconocimiento occidental se alinea con la tesis de que sin horizonte político no habrá alto el fuego sostenible
País | Fecha | Mensaje clave del anuncio |
---|---|---|
Portugal | 21/09/2025 | Apoyo a la solución de dos Estados y llamamiento a un alto el fuego inmediato |
Reino Unido | 21/09/2025 | Reconocimiento para “mantener viva” la paz, sin que implique premio a Hamás |
Canadá | 21/09/2025 | Reconocimiento ligado a reformas de la Autoridad Palestina y horizonte de elecciones en 2026 |
Australia | 21/09/2025 | Validación de la aspiración legítima palestina a un Estado propio y hoja de ruta posconflicto |
Israel ha rechazado los anuncios y en el ala más dura del Gobierno se han multiplicado los llamamientos a anexar partes o la totalidad de Cisjordania como respuesta. La posibilidad de nuevas anexiones elevaría la tensión con capitales europeas que estudian condicionalidades y sanciones si se consolida la ruptura del marco de Oslo.
El debate sobre anexiones en Cisjordania pone a prueba la política europea de incentivos y condicionantes
La Administración estadounidense mantiene su oposición al reconocimiento en este momento, aunque socios europeos señalan que la degradación humanitaria y la expansión de asentamientos han dejado obsoletas las líneas rojas previas.
La partición de 1947 planteó dos Estados, pero solo se constituyó el israelí; en 2012 la ONU otorgó a Palestina el estatus de Estado observador no miembro, y actualmente más de 140 países reconocen ya su estatalidad.
La oleada occidental pretende conectar el reconocimiento político con reformas internas palestinas y garantías de seguridad para Israel.
El siguiente paso es traducir el gesto en efectos prácticos: elevar rangos diplomáticos, coordinar ayuda y condicionar acuerdos a progresos verificables. En paralelo, se empuja a que otros europeos —con Francia en cabeza— concreten su propio reconocimiento para maximizar el impacto político. Sin medidas prácticas —misiones diplomáticas, condicionalidad y calendario— el reconocimiento corre el riesgo de quedarse en símbolo.
El reconocimiento de Portugal, Reino Unido, Canadá y Australia ordena el tablero diplomático y reabre la ventana de los dos Estados. El éxito dependerá de que a los gestos les sigan incentivos, verificaciones y costes creíbles para quienes dinamicen el proceso o lo bloqueen.
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