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Poetas o psicólogos callejeros

Pintada callejera en La Habana

Pintada callejera en La Habana

En primer lugar, no se trata de una pintada contra el gobierno cubano ni su presidente porque esas duran muy poco tiempo a la luz pública. De inmediato alguien se encarga de borrarlas en un abrir y cerrar de ojos porque pintura y brocha aparecen al instante.

Entonces, dada su buena ortografía o al menos sin esos disparates tan comunes en semejantes actos de inspiración, el anónimo autor tuvo todo el tiempo del mundo para, a plena luz del día, suscribir el mensaje con una aceptable horizontalidad sobre el nivel de la acera.

Vaya usted a saber si fue obra de algún trabajador del taller estatal dedicado al arreglo de electrodomésticos al que pertenece la pared y le fuera “orientado” realizar algo alegórico al momento que vivimos y el hombre, con ansias de poeta o psicólogo de multitudes y enemigo de agotadas consignas, tuvo la ocurrencia de trasladar tan peculiar reflexión.

Lo cierto es que está ubicado en un sitio bien concurrido por personas que visitan ese taller, una oficina de correos aledaña y el súper carísimo mercado agrícola de oferta y demanda donde hoy una mazorca de maíz facturaba 20 pesos, algo menos de un euro o dólar según la tasa de cambio oficial.

Y ahí está el texto cual pintura rupestre, casi con carácter de obligatoria lectura. Curioso e interesado, le llevé la foto del “performance” a un amigo psicólogo con inclinaciones a la buena poesía romántica. Luego de leerlo y meditar, casi que confesó lo mismo:

-No somos iguales todos los días.

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