Nos ha pasado mi jefe una pieza que ha escrito Roberto Velasco en el diario El País a modo de lectura obligatoria. Velasco viene a explicar en su escrito que Wall Street y la City londinense conforman un entramado financiero lleno de escándalos que han quedado más o menos impunes gracias a todo un mecanismo de complicidad que empieza (¿o termina?), precisamente, en los propios medios de comunicación.
¿Por qué? Porque catalogar al Financial Times, The Economist o The Wall Street Journal como «biblias», dice mi jefe, es otorgar a estos medios la capacidad de diferenciar el bien del mal y de disculpar lo que no se puede disculpar. Pero lo más grave de todo es que maquillan el verdadero problema, que es el que señala Velasco en su último párrafo cuando dice que todo es «un asunto extremadamente grave porque la confianza es una condición esencial para que las instituciones (…) funcionen adecuadamente». Y añade: «Ellas son la única garantía que tenemos los ciudadanos para que nuestro modo de vida no se escurra por las cloacas de la economía».
Y eso es lo que nos ha querido señalar mi jefe: la importancia de la solvencia real y la guerra que mantiene toda esa panda de especuladores para derrumbarla. A ellos es a quien hay que enfrentarse.
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Los ciudadanos deben resistir a los especuladores
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