Pareciera que mi compañero Bartolo se va siempre de vacaciones coincidiendo con la actualidad política más escabrosa, y me toca a mí cubrir este tipo de información. Menos mal que tengo a mi jefe, que es mucho más experto en estas cuestiones que yo, para asesorarme al respecto.
Hoy mi duda existencial versaba sobre la conveniente actuación del exconsejero de la Comunidad de la Madrid, Juan José Güemes, en la privatización de la gestión de análisis clínicos, teniendo en cuenta que, en la actualidad, es consejero de la empresa que se encarga de esta labor, Unilab, y que pertenece la empresa de hospitales privados Capio.
Al respecto, me ha respondido el señor que me paga el sueldo con un críptico refrán, aquel que dice que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo. Y viendo mi cara de total incomprensión, se ha avenido a explicarme que esta situación que le menciono invita a pensar en todo menos en la honradez política.
Que en una coyuntura tan comprometida como la que atraviesa actualmente la Sanidad española, con amenazas de privatización, huelgas y demás, falta mucho sentido común y abundan los intereses ocultos.
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Qué tiene que ver la mujer del César con la Sanidad
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