Que hay fuerzas todopoderosas más allá del entendimiento humano está claro. Sirva el ejemplo de las agencias de calificación, como Fitch, que ahora dice que el Gobierno no debería hacer nada para modificar la ley de desahucios, que puede eso redundar, dada la delicada situación social, en un aumento de la morosidad y el consecuente revisión del rating de los bancos. El que avisa…
Y es que una es joven e inocente, y estas cosas no le caben en la cabeza, con la que está cayendo. Pero, como dice mi jefe, y con razón, Fitch es una calificadora de riesgo y como tal habla. ¿Cómo culpar al león de hincarle el diente despiadadamente a la gacela herida?
Asunto diferente es el de los bancos, me señala el señor que me paga el sueldo a fin de mes. Estas entidades deberían tener claro que, siendo buena parte de sus recursos públicos, bien por el FROB bien por el BCE, tienen una responsabilidad pública aunque sea indirectamente. Y esto tampoco deberían olvidarlo los Gobiernos, empezando por el español.
Claro que a Fitch le va bien que no se toquen los contratos de hipotecas, pero no estaría de más que el Gobierno impusiera un poco (o mejor un mucho) de sensibilidad social y saliera en defensa de los derechos de los ciudadanos, que por eso precisamente cobra.
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No estaría de más algo de sensibilidad social
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