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¿Cuba sin fiestas públicas por fin de año?

La isla ha extendido, en alguna manera, el luto por la muerte del líder y la infinita cantidad de agrupaciones musicales corrieron el riesgo de guardar sus intrumentos para pasarla en casa junto a familiares y amigos. Era de esperar, por los rumores que corrían,  que a sólo un mes de la muerte de Fidel Castro, las autoridades políticas y por extensión, las culturales, permitieran el desenfreno popular en una plaza pública u otros establecimientos para divertirse a golpe y frenesí de esos ritmos alegres, contagiosos y convulsivos de salsa o del malparido reguetón.
 
Pero, según el diario Granma, portavoz del partido comunista, vendrán las fiestas en establecimientos públicos porque hay motivos para celebrar.
 
La isla ha extendido, en alguna manera,  el luto por la muerte del líder y la infinita cantidad de agrupaciones musicales, que van desde un solista, dúo hasta veinte o treinta integrantes de una orquesta, por vez primera en su historia corrieron el riesgo de guardar trombones, trompetas y tambores para pasarla en casa junto a familiares y amigos.
 
Todo esto, de manera oficial también de cara a la televisión y la radio, porque hasta el momento, no hay señales ni tan siquiera de humo, para que las gentes, en sus casas, no  organicen las tradicionales “pachangas” por Navidad y Fin de Año. Obviamente, algunos celebrarán a media máquina, sin mucha algarabía y bajo un ambiente agridulce, pero otros como si nada hubiese ocurrido, con la música a todo volumen, que si retumba en las paredes del vecino pues mucho mejor será la fiesta. Vivir por ver.
 
Estos últimos son los que piensan que a un año preñado de dificultades y a otro por venir con iguales síntomas o peores, hay que esperarlo con efusividad y esperanza. El tradicional cubo de agua lanzado desde las alturas “para botar lo malo”, dará cuenta, como siempre ocurre, del viandante desprevenido que pase por debajo del balcón a las doce de la noche del 31 y que según viejas tradiciones, no pocos la emprenden maleta en mano a esa hora en busca de un viaje al exterior y sin regreso a la isla.
 
Dígase también a propósito, que a estas fechas, ya resulta imposible reservar todo un cerdo asado, de esos que vienen con sombrerito de yarey y un puro en la boca, además de arroz moro, ensalada y viandas, porque han colapsado los pedidos, que arrancan desde los 95 euros a los 200,  a pequeñas empresas privadas dedicadas a poner en puerta de casa ese suculento y tradicional banquete a la hora indicada por el cliente.
 
Habrá que tomar un coche y darse un paseo por la ciudad en esas tan peculiares noches. Es que a la capital hay que chequearle el pulso o la tensión a cada rato.

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¿Cuba sin fiestas públicas por fin de año?

Aurelio Pedroso

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