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La volatilidad arrasa con los mercados

El año no comenzaba precisamente con buen pie ya que, después de un espectacular rally de fin de año, el mercado se encontró con la primera piedra del camino: la crisis de las divisas emergentes. Iniciamos el último trimestre de este 2014 en Bolsa haciendo referencia al dicho de nadar para acabar ahogados en la orilla. El ejercicio 2014, notable hasta hace bien poco para los principales parqués mundiales, ha quedado empañado por unas semanas de volatilidad extrema que han tirado por traste todo lo ganado hasta ahora.

El año no comenzaba precisamente con buen pie ya que, después de un espectacular rally de fin de año, el mercado se encontró con la primera piedra del camino: la crisis de las divisas emergentes. Se sembraron dudas acerca de la viabilidad de muchas divisas latinoamericanas que provocaron las primeras caídas serias del año, más si cabe en nuestra Bolsa ya que compañías como Santander, BBVA, Telefónica o muchas constructoras del selectivo mantienen porcentajes altos de negocios en esa región. Sin embargo, este factor -lejos de establecerse como un factor permanente en el mercado- desapareció casi tan rápido como vino, con el único poso de unos resultados peores de lo esperado en el primer trimestre.

Así pues los mercados retomaron las subidas tras este primer traspié hasta que se encontraron el siguiente obstáculo a sortear: la invasión rusa de Crimea. Llevábamos varios años sin vivir un episodio de tensión geopolítica dentro del Viejo Continente, y los mercados reaccionaron rápidamente con caídas, aunque en esta ocasión la peor parte fue a parar al mercado de materias primas, donde los combustibles como el petróleo y el gas natural dispararon sus precios ante un posible corte de suministro por parte del país presidido por Vladimir Putin. La tensión fue decreciendo hasta el punto que ahora mismo siguen manteniéndose las brasas de ese conflicto pero ya sin la viveza con la que lo hacían en el primer semestre de año.

Mientras tanto, EEUU seguía la senda de recuperación ya iniciada el ejercicio pasado y Europa, aunque a menor escala, comenzaba a dar síntomas positivos que animaban las Bolsas. Es en este punto en el que el Ibex recupera la cota de los 11.000 puntos, niveles no vistos desde hacía tres años.

Lo mejor para las Bolsas, estaba todavía por venir, cuando un irreconocible Mario Draghi sorprendió antes de final de semestre anunciando la mayor batería de medidas expansivas que se recuerda. Prácticamente una barra libre de liquidez para acabar de prender la chispa que hiciera funcionar de nuevo a pleno rendimiento el tejido industrial europeo. Las Bolsas recogieron este mensaje con euforia llegando a marcar el máximo del año, en nuestro caso situado en los 11.250 puntos. La euforia poco a poco se apagaría hasta un mes de agosto de idas y venidas, tradicionalmente agresivo por la falta de volumen pero que comenzaba septiembre con ánimos renovados.

Los datos de la región europea comenzaron entonces a tornarse algo peores de lo que cabría esperar y el BCE tuvo de nuevo que salir a la palestra para calmar a los inversores. A mediados de mes, Mario Draghi se sacaba otro as de la manga, el último por el momento que le servía para calmar los ánimos hasta principios de octubre donde, en esta ocasión, se olvidó la baraja de cartas en casa y el mercado le pilló de farol. Es en este momento en el que el vértigo se apodera de los inversores y aquellos niveles que parecían de apoyo para continuar las subidas se convirtieron poco a poco en niveles que recuperar, ya que ‘gracias’ a la ayuda también de EEUU, las ventas se instauraron en el mercado.

Éste es el punto en el que nos encontramos hoy, en niveles inferiores a como comenzamos un año que económicamente ha sido positivo para nuestro país pero que, sin embargo al margen de la excelente evolución de la prima de riesgo, no ha tenido reflejo en los mercados. Toca valorar si realmente esta situación es debido a un motivo real o si tan sólo la mencionada tercera recesión tiene menos de cierto de lo que parece. Sea como fuere, lo cierto es que aquellos que se encuentran fuera de la Bolsa estos días pueden aprovechar uno de los momentos más baratos de nuestras compañías desde hace algo más de un año.

Por delante quedan los esperados test de estrés a la banca europea junto con los últimos resultados empresariales que se publicarán este año, que hasta ahora -y esto sí- apuntan con ser gratamente satisfactorios.

*Javier Urones, analista de XTB

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Javier Urones*

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