La organización de consumidores dice que en el suburbano madrileño son habituales los vagones “abarrotados” ya que uno de cada diez trenes se retrasa respecto a la frecuencia anunciada. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado un informe sobre el transporte en 18 ciudades españolas y Madrid no sale muy bien parada debido a los resultados de Metro. Esta organización ha dado un tirón de orejas al Gobierno de Ignacio González al afirmar que hay un “servicio insuficiente” en el suburbano madrileño para la demanda existente, ya que los vagones “abarrotados” son la tónica general. Además, critica el número de incidencias que sufren todas las líneas.
Tal y como recoge la OCU en una nota, los resultados cosechados por Metro de Madrid en el mencionado estudio no son nada halagüeños, ya que uno de cada diez trenes se retrasa respecto a la frecuencia de paso anunciada y hay un notable número de incidencias en todas las líneas, lo que indice “negativamente” sobre la percepción del usuario. La organización de consumidores destaca que “en más de la mitad de los casos” estas situaciones derivan en “vagones o andenes abarrotados”, por lo que “aunque la frecuencia de paso puede estar cumpliéndose bastante bien, el servicio es insuficiente para la demanda existente”.
Una situación, la de Metro de Madrid, que es algo mejor que la de su homónimo en Valencia, que registra retrasos en el 18% de sus trenes, pero que contrasta fuertemente con la del suburbano de otras ciudades. Por ejemplo, el estudio revela que Bilbao y Palma “pueden presumir de una puntualidad británica”, mientras que Barcelona y Sevilla están muy cerca de cumplir con ella también, ya que “solo el 1% de sus trenes pasa fuera del horario anunciado”.
Además, OCU resalta que la impuntualidad de Metro de Madrid no se repite en los autobuses de la capital, que “son los más puntuales de las ciudades analizadas”. Concretamente, el informe dice que los retrasos de este medio de transporte respecto a la frecuencia anunciada se sitúan “por debajo del 10%”, igual que en otras urbes como Pamplona y Logroño.
En este sentido, la organización indica que la impuntualidad tiene “consecuencias” en la calidad del servicio, ya que “esperar el transporte urbano unos minutos de más plantea incomodidades a los viajeros (retrasos, aglomeraciones, perdida de conexiones, etc.) que hace que aumente su insatisfacción con el servicio que reciben”.
No obstante, la OCU dice que a pesar de estos datos, la comparación con los resultados de un estudio similar llevado a cabo en 2005 es “positiva” ya que “la puntualidad ha mejorado levemente”, algo que achaca a que “con la crisis ha bajado el tráfico y hay menos atascos” y a que en muchas ciudades las frecuencias de paso anunciadas han aumentado respecto al anterior análisis, lo que “hace más fácil cumplir sus compromisos de puntualidad”.
Trenes de cercanías
Sobre el tren, la organización dice que los resultados obtenidos “son dispares”. Tal y como señala el estudio, mientras que en Madrid los retrasos sobre la frecuencia anunciada afectan solo al 6% de los pasos analizados, en Barcelona uno de cada cinco trenes es impuntual.
Algo que contrasta con los precios del abono mensual de estas ciudades, los más caros de todas las ciudades analizadas. La OCU resalta que Madrid encabeza el ranking de precios con un abono de 54,60 euros, seguido de Barcelona (52,75 euros) y Valencia (45 euros). Por el contrario, Bilbao (34,60 euros) Logroño (33,97 euros) y Badajoz (30 euros) son las ciudades más baratas en este sentido, mientras que el billete sencillo más caro es el de Barcelona (2,15 euros) y el más barato es el de Logroño (0,72 euros).
Ante esta situación, la organización de consumidores ha pedido “mayor precisión y exactitud en la información de las frecuencias de paso” y que se tenga en cuenta que “en rango de tiempo demasiado amplio no contribuye a mejorar la calidad del servicio”. Asimismo, ha solicitado a las autonomías “mecanismos ágiles y eficaces de reclamación en caso de impuntualidad, algo que ahora en la gran mayoría de casos no existe”.
Por último, OCU considera que la subida “persistente” del precio del transporte público no ayuda a fomentar su uso, sino que impide contribuir a mejorar la movilidad en las ciudades. A su juicio, resulta incluso más “sorprendente” que esa subida no suponga una mejora del servicio sino un empeoramiento. Es por ello que OCU ha exigido a todas las administraciones un “esfuerzo” para la mejora de la calidad del servicio en la misma línea del que realizan los ciudadanos para su pago.
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