El presidente de Extremadura asegura en su discurso de fin de año que «no se puede obligar a nadie a ser madre». La reforma de la ley del aborto impulsada por Alberto Ruiz Gallardón ha abierto grietas muy profundas en el PP, hasta el punto de despertar la oposición hacia el texto de algunas figuras importantes del partido.
El último en sumarse a este grupo, y por ahora el crítico de más importancia jerárquica es José Antonio Monago, el presidente de Extremadura, que, quizá motivado por su delgada mayoría que le obliga a gobernar gracias al apoyo tácito de IU, ha sido también el más duro a la hora de manifestar su oposición al texto.
En su discurso de fin de año, Monago ha llegado a decir que «no se puede obligar a nadie a ser madre», ha pedido que se extreme la negociación y en este caso, como en otros que afectan a asuntos básicos del estado, se aparquen las ideologías y se busque el mayor consenso posible.
Esta llamada al consenso y a introducir cambios en la tramitación parlamentaria también ha sido realizada por otro barón regional, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Otras destacadas figuras del PP como la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, han manifestado su preferencia por una ley de plazos en lugar de la norma basada en los supuestos que ha presentado Gallardón.
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