Las concesionarias y los trabajadores siguen negociando en busca de un acuerdo que ponga fin al conflicto. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha pasado al plan B para acabar con la huelga de limpieza después que expirara el ultimátum de 48 horas que dio a las empresas concesionarias y a los sindicatos a los que quería obligar a llegar a un acuerdo. Ahora se propone asegurar el ‘cumplimiento de los servicios mínimos’ con el concurso de la empresa pública Tragsa.
De momento, ya hay 200 trabajadores preparados para realizar la tarea, según se informa en distintos medios. De ese total, 90 serían voluntarios de Tragsa llegados desde distintas provincias y otros 110 barrenderos contratados hoy mismo por la compañía, que ha utilizado para encontrarlos los servicios de Randstad, una empresa de trabajo temporal (ETT).
En declaraciones a elboletin.com, una portavoz de esta compañía ha asegurado que Randstad ha realizado una «selección masiva de trabajadores» para Tragsa, pero que no ha intervenido ni en la contratación ni tiene idea de las condiciones laborales.
Tampoco ha facilitado la cifra exacta de trabajadores seleccionados, al considerar que el dato pertenece a la relación de confidencialidad entre Randstad y el cliente.
Un cliente que ha tenido que buscar ayuda, contra el reloj, para completar la dotación necesaria. Porque Tragsa, cuyos trabajadores también viven una situación laboral complicada, no dispone en Madrid de una plantilla capaz de realizar la tarea. Así que ha buscado voluntarios en otras provincias sin poder llegar al número mínimo necesario.
El problema es que si finalmente los trabajadores contratados por Tragsa empiezan mañana a barrer las calles de Madrid, pueden producirse incidentes y enfrentamientos con los huelguistas. Porque la lucha de los barrenderos madrileños es dramática.
Una circunstancia que ya se deslizaba esta mañana en advertencias realizadas por el secretario general de CC OO Madrid, Jaime Cedrún, quien aseguro que esperaba que «no hubiese heridos» en las calles si Tragsa se encargaba de limpiarlas.
Una idea a la que también se sumó el secretario general de la Federación de Servicios Privados de CC OO Madrid, Jesús Ángel Belvis, quien subrayó que el Ayuntamiento había echado más leña al fuego con su plan para ‘reventar’ la huelga.
Antes de que Tragsa empezase a montar el dispositivo de emergencia, la alcaldesa había materializado su amenaza de ultimátum de 48 horas que que concluyó a las 17.00 horas. Una hora y media después, el concejal de Medio Ambiente, Diego Sanjuanbenito, acudió a los juzgados de Plaza de Castilla para presentar una denuncia por el incumplimiento de los servicios mínimos.
Pero todavía, hay alguna esperanza de que la negociación llegue a buen puerto y haya un acuerdo que acabe con la huelga antes de mañana. Al cierre de esta edición, fuentes de UGT han dicho a este diario que las negociaciones continúan, después de que las empresas concesionarias del servicio limpieza viaria presentaran una nueva oferta de condiciones salariales y laborales en busca del acuerdo. Las posturas están distantes, pero los implicados ven ahora más posible que antes concretar un pacto.
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