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Pedro Sánchez rescata la ‘banca pública’ en su proyecto para liderar el PSOE

Pedro Sánchez, exsecretario general del PSOE

El candidato a la secretaría general del PSOE propone un impuesto negativo sobre la renta que sirva de “medida de choque contra la pobreza”. Pedro Sánchez ha decidido rescatar la idea de una banca pública en España que garantice el flujo de crédito a la economía real, de acuerdo con el documento que hoy mismo ha presentado el candidato a la secretaría general del PSOE –‘Por una Nueva Socialdemocracia’-, que presenta las claves de su proyecto para liderar de nuevo la formación.
 
“Hay que garantizar el crédito en la economía española. Si no lo remediamos avanzamos hacia un sistema de fuerte concentración bancaria”, se señala este documento, que añade que “es necesario revertir esa tendencia, como garantía de una economía productiva que disponga de recursos de inversión y crédito, mediante la creación de un sector de Banca Pública y otro de Banca Cooperativa y Social”.
 
Para Sánchez, la política económica debe convertirse en una “herramienta de transformación del modelo productivo con el objetivo de “avanzar hacia un progreso seguro, más justo y más duradero”. A juicio del candidato a liderar a los socialistas “la socialdemocracia debe superar la consideración del PIB como principal indicador del éxito de la política económica, ya que no mide ni la distribución de la renta y de la riqueza, ni el acceso a servicios públicos de calidad, ni los efectos del modelo productivo en los ecosistemas, ni la calidad del empleo”.
 
En materia de impuestos, Sánchez pide “reorientar la política fiscal, desde el criterio de dinamizar su progresividad”. “Esto implica reformar el impuesto sobre la renta y redefinir el impuesto sobre el patrimonio y la riqueza”, explica el informe, así como “prohibir las amnistías fiscales e impulsar una acción europea a favor de la armonización fiscal y abolir los paraísos fiscales”.
 
Esta reorientación pasa también por sentar las bases de una futura renta básica universal. Por ello, habría que “valorar la viabilidad de un Impuesto Negativo sobre la Renta”, en el que se fijara, de acuerdo con el nivel de pobreza existente en estos momentos, “un objetivo de renta mínima para todos los ciudadanos, con derecho a percibir de la Hacienda Pública unos abonos por un porcentaje de la diferencia entre los ingresos anuales que sean menores (sean éstos por trabajo, subvenciones, etc…) y ese mínimo garantizado por persona, con un compromiso de ir aumentando dicho porcentaje en el futuro, de acuerdo con las posibilidades presupuestarias y las necesidades sociales”.
 
Las ventajas del Impuesto Negativo serían que, al tiempo que puede afinarse ahora como “medida de choque contra la pobreza”, es una medida estructural que se inserta en el sistema fiscal y “puede irse elevando en su cuantía en la medida en que una parte creciente de la población se vea expulsada del mercado de trabajo “productivo” y se recrudezca el paro tecnológico”.

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